La incautación de más de 24.000 dosis de tusi en los primeros meses de 2025 en Colombia puso en evidencia la creciente amenaza de esta droga sintética en el país. Según informó la Fiscalía, esta sustancia, conocida por su bajo costo de producción y alto valor en el mercado, se convirtió en el principal objetivo del Tren de Aragua, una organización criminal transnacional que busca consolidar su control en el territorio colombiano.
La reciente captura de Brawins Dominique Suárez, alias Chino San Vicente, en Medellín, reveló detalles clave sobre la estrategia de expansión de esta estructura delictiva. Suárez no solo lideraba las operaciones en Bogotá y Medellín, sino que también tenía la misión de ampliar el negocio del tusi en el país.
Durante una audiencia judicial, el Fiscal 39 de la Dirección Especializada Contra Organizaciones Criminales (DECOC) señaló que el detenido coordinaba actividades como homicidios, tráfico de estupefacientes y la distribución de esta droga sintética. Además, se le atribuye la portación de armas de fuego y la planificación de acciones violentas para consolidar el control territorial.
El tusi: una droga rentable y de fácil producción
Según detalló la Fiscalía, el tusi, también conocido como “cocaína rosada” no es la misma sustancia que se comercializa a nivel internacional, ya que en el país se fabrica en laboratorios clandestinos con materiales de baja calidad, como basuco mezclado con sintéticos y colorantes. Andrés Camilo Nieto, experto en seguridad, explicó que estos laboratorios improvisados no requieren una logística compleja, lo que facilita su proliferación.
«Recordemos que diferentes organismos, laboratorios, organizaciones privadas, han dicho que el tusi que se comercializa en Bogotá y en Colombia no es el mismo internacional, por eso estamos hablando de laboratorios improvisados que no requieren gran logística y que lo que hacen es unir basura de coca, es decir, basuco, con algunos sintéticos y colorantes” dijo a Noticias Caracol.
Las autoridades identificaron zonas clandestinas del Tren de Aragua destinadas a la producción de tusi. Entre las que se encuentran Bello y Medellín, en Antioquia; Pasto, en Nariño; y Bogotá, lo que evidencia una expansión silenciosa, pero constante, de esta droga en el país.
Según datos de la Policía Antinarcóticos, en 2023 se incautaron 53.062 dosis de tusi, cifra que aumentó a 54.275 en 2024. En los primeros dos meses de 2025, se han decomisado 24.445 dosis, lo que refleja un incremento alarmante en su distribución.
Para evitar que otras bandas criminales ingresaran al negocio lucrativo del tusi, miembros del Tren de Aragua como Alias Chino San Vicente acababan con la vida de sus rivales. Por eso, está vinculado a al menos 10 homicidios relacionados con el control territorial para la venta de tusi, según informe de la Fiscalía.
Su influencia se extendía por localidades de Usme, Santa Fe, Fontibón, Kennedy, Bosa, Usaquén y Chapinero, siendo esta última un punto crítico debido a las disputas en discotecas utilizadas como centros de distribución. En Chapinero, se le atribuyen tres asesinatos directamente relacionados con conflictos por el dominio de estas plazas.
La violencia no solo se dirige hacia rivales o competidores, sino también hacia miembros de la propia organización. Según consignó la Fiscalía, alias Chino San Vicente y otro líder conocido como Salomón habrían ordenado el asesinato de Jefferson José Bracho, un integrante del Tren de Aragua que colaboraba con las autoridades.
Antes de ser asesinado, Bracho proporcionó información clave sobre los planes de expansión de la organización, lo que permitió a las autoridades identificar parte de su estrategia.
La expansión del Tren de Aragua y su incursión en el negocio del tusi han encendido las alarmas en Colombia. La Fiscalía y la Policía Antinarcóticos continúan trabajando para desmantelar esta organización, pero los datos recientes sobre la incautación de drogas y los homicidios relacionados con su distribución reflejan la magnitud del problema. Según las autoridades, la combinación de violencia, producción clandestina y un mercado en crecimiento convierte al tusi en una amenaza que requiere una respuesta integral y coordinada.
Infobae