Acarigua.- Durante años, el Parque Leonardo Hernández, a orillas del embalse Las Majaguas, en el municipio San Rafael de Onoto, estuvo cubierto por la maleza y el olvido. Las chocitas o casitas construidas para recibir visitantes, se desmoronaban bajo el peso de la desidia. Sin embargo, desde mayo de 2021, comenzó a escribirse una nueva historia: un grupo de 25 adultos mayores, muchos de ellos trabajadores jubilados, decidió organizarse e iniciar la recuperación de este espacio natural.
Se hacen llamar Guardianes del Parque Leonardo Hernández, y su empeño ha transformado un lugar que parecía perdido en un rincón vivo, verde y lleno de posibilidades para el turismo en la zona.

Parte del grupo Los Guardianes del Parque Leonardo Hernández, junto las periodista de Portuguesa Reporta
A punta de machete y rastrillo estos hombres y mujeres de la tercera edad comenzaron limpiando la entrada del sector conocido como Las Casitas, y luego se dispusieron a habilitar la rampa del embalse, por donde hoy bajan las lanchas de los turistas.
Sardy Zerpa, vocera de esta organización sin fines de lucro, recuerda que todo inició el 1 de mayo de 2021. “Ha sido poco a poco y, con esfuerzo, lo estamos logrando”.

Los Guardianes se han encargado de recuperar los espacios del parque para el disfrute de los turistas | Foto María Beatriz Parilli
El trabajo ha sido silencioso, pero constante. Los fines de semana, además, los Guardianes ofrecen sopas y otras comidas a precios asequibles, no solo para generar un ingreso que les permita sostener las labores, sino para compartir con los visitantes que llegan atraídos por la belleza del lugar.
El espejo de agua
El embalse Las Majaguas, construido en 1963, es un gigantesco “espejo de agua dulce” que abastece de riego a las tierras agrícolas de la región. Con una capacidad de 1200 millones de metros cúbicos, esconde más de 20 islas en su interior, algunas cubiertas en temporada de lluvias, cuando el nivel del agua alcanza profundidades de hasta 35 metros.

El embalse Las Majaguas, un espejo de agua dulce | Foto María Beatriz Parilli
Allí es posible disfrutar de paseos en lancha, practicar la pesca, bañarse en sus aguas y admirar un paisaje que combina la luz del llano con el reflejo del sol sobre el agua. No en vano, el embalse ha sido escenario de competencias nacionales e internacionales de motonáutica, esquí acuático y pesca deportiva.

El lugar es un espacio nutrido por diferentes especies | Foto María Beatriz Parilli
La biodiversidad es otro tesoro: entre sus plantas acuáticas resaltan La bora y La lechuga de agua; mientras que sobre sus aguas se posan aves como los gallitos de laguna y las garzas reales, y debajo de ellas nadan los pavones, una especie en protección, aunque se pueden pescar los que midan más de 35 centímetros.
Todo esto convierte el lugar en un espectáculo natural para quienes disfrutan del avistamiento de la naturaleza.
Legado y sentido de pertenencia
El parque lleva el nombre de Leonardo Hernández, su primer guardaparques, cuya memoria hoy sigue viva gracias a su hijo —también voluntario— que honra el legado familiar. “Mi padre cuidó este parque hasta sus últimos días. Ahora me toca a mí seguir con esa labor”, comenta con orgullo.
Habitantes como Yoselin Gil, promotora del turismo local, coinciden en que este espacio es un lugar de encuentro familiar. Lancheros como Francisco Méndez destacan su cercanía: “Lo tenemos a solo 10 minutos de Acarigua. Es incomparable. Aquí se puede navegar y compartir en un ambiente único”.

Los visitantes acuden al lugar a darse un baño | Foto María Beatriz Parilli
Incluso, visitantes de estados vecinos se han sentido atraídos. Álvaro Perozo, llegado desde Barquisimeto con sus hijos y sobrino, cuenta que supo del lugar a través de las redes sociales “y decidí venir; esun lugar especial, con gente amable y trabajadora. Esto debe ser ejemplo para todo el país”.
Lo que falta por hacer
Aunque el renacer del parque es innegable, aún queda camino por recorrer. Los Guardianes trabajan en proyectos que presentan al Gobierno regional y municipal, para que apoyen a la rehabilitación total de Las Casitas y la construcción de un parque biosaludable en la zona conocida como La Y, donde más de 200 personas se ejercitan diariamente.

El cuidado del parque está a cargo de un grupo de personas, la mayoría de la tercera edad | Foto María Beatriz Parilli
El llamado es claro: se necesita inversión para potenciar un destino accesible, hermoso y con potencial de convertirse en motor turístico para San Rafael de Onoto.
“En este municipio estábamos huérfanos. Hay personas que los domingos o fines de semana no tienen a dónde ir. San Rafael cuenta con otros sitios naturales que ahora están de moda, pero las vías de penetración son sumamente difíciles. En cambio, la represa está accesible, a 5 minutos, y la gente puede venir a pie, en bicicleta o carro. Si vienes de Acarigua, en una buseta: los deja en la plaza Bolívar y fácilmente puedes llegar aquí y pasar el día”, comenta Zerpa.
El Parque Leonardo Hernández y el embalse Las Majaguas tienen todos los elementos para consolidarse como un destino turístico sostenible en Portuguesa: accesibilidad, belleza natural, historia y una comunidad organizada que ha demostrado compromiso. Sin embargo, sin inversión y acompañamiento institucional, el esfuerzo de los Guardianes puede quedarse corto frente a las necesidades tanto de infraestructura, como de mantenimiento.
Más fotografía de este maravilloso espacio natural
Por Mariangel Moro Colmenárez (CNP 25.482)
Imágenes: María Beatriz Parilli (CNP 18.867)