Acarigua.- José Gregorio Justo García, un migrante guanareño que el gobierno de Donald Trump había deportado en marzo a El Salvador y estaba recluido en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), fue uno de los más de 250 repatriados a Venezuela.
La tarde del martes, 22 de julio, se reencontró en un abrazo con sus padres y el resto de la familia, que desde casi cuatro meses no tenía noticias del joven de 22 años.
La información fue confirmada por su hermana Francelys, quien además compartió imágenes del reencuentro de José Gregorio con sus familiares a Portuguesa Reporta.
El joven llegó a su casa acompañado por funcionarios del Cicpc. Lo esperaba su madre y hasta vecinos. El caso de José Gregorio fue compartido por redes sociales, desde que a finales de marzo de este año, su familia denunció que tenía más de 20 días sin saber de su paradero. Así pasaron cuatro meses más, en incertidumbre.
José Gregorio Justo nació el 27 de octubre de 2002, en Guanare, y es el último de seis hermanos que se criaron en el barrio Bello Monte, en la capital portugueseña.
Estuvo recluido en la cárcel de máxima seguridad creada por el presidente Nayib Bukele, para los pandilleros de ese país y que ahora también alberga a inmigrantes.
Fueron su hermana Francelys y sus padres, que a través de las redes sociales denunciaron el hecho, para conseguir la repatriación de los trasladados a El Salvador.
El traslado a El Salvador, según sus familiares, ocurrió un mes después de haber sido operado, por lo que se encontraba en proceso de recuperación.
Llegó a EE. UU. en abril de 2024
A pesar de tener una condición, por una fractura de fémur que no fue tratada a tiempo, en abril de 2024 el joven sorteó los desafíos de atravesar la ruta migratoria de la peligrosa Selva del Darién y todo Centroamérica, para llegar a Estados Unidos, donde lo esperaba su hermana Francelys.
Logró radicarse en San Antonio, Texas, donde trabajó en el área de construcción. “En abril del año pasado llegó a Estados Unidos, pudo pasar y estuvo trabajando en construcción, limpiado y pintado casas o lo que saliera, pero fue detenido el día de su cumpleaños, en octubre, porque estaba manejando y en el carro había una botella de licor”, contó en abril Francelys a Portuguesa Reporta.
Desde entonces, José Gregorio tenía 5 meses detenido, pero mantenía comunicación con su hermana. Tenía fijada una audiencia para el 27 de marzo, para fijar una fianza, pero fue enviado 10 días antes al Cecot.
“El sábado, 15 de marzo, nos llamó y me dijo que lo iban a deportar a Venezuela, y que lo habían hecho firmar unos papeles. Fue la última vez que hablé con él. Cuando informaron de los traslados a El Salvador, a los dos días, busqué en la lista de las noticias y aparecía su nombre. Desde allí, no sabemos más nada, es como si se lo hubiese ‘tragado’ la tierra”, afirmó en aquel momento la hermana.
“No tuvieron compasión”
El martes, 18 de marzo, José Gregorio cumpliría un mes de haber sido operado. Le instalaron una prótesis, porque tenía dificultad para caminar.
“Esa ayuda se consiguió aquí y el médico había dicho que su recuperación sería lenta, porque incluso tenía una sonda y esa lesión era del 2018 que, de adolescente, se cayó de un árbol y se partió el fémur. Como estaban las cosas en Venezuela, no se pudo hacer nada allá y quedó chueco”, contó la familiar.
-No tuvieron compasión de que estaba convaleciente y así lo trasladaron a esa cárcel, en otro país, donde no sabemos cómo está y cuál es su condición actual por su operación. Por ello, exponemos el caso y pedimos que sea deportado a Venezuela, donde lo va a recibir su familia, había indicado la hermana.
La familia de José Gregorio ha asegurado que el joven no pertenece a ningún grupo criminal, como el gobierno de Trump ha catalogado a los deportados a El Salvador, muchos de ellos por estar tatuados.
El viernes, 18 de julio de 2025, un avión con migrantes aterrizó en Maiquetía, donde fue recibidos por algunos familiares, así como por el ministro del Interior Diosdado Cabello y de la vicepresidenta, Delcy Rodríguez.
La noticia de la liberación de los 252 migrantes la dio el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y luego fue confirmada por el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio. (CNP 25.482)
