Acarigua.- Desde hace 10 años, el presbítero Allender José Hernández es el encargado de recibir a peregrinos, devotos o los simples turistas que de cualquier parte de Venezuela y hasta de todo el mundo, llegan a Guanare, capital espiritual, para visitar a la Santísima Virgen de Coromoto.
Este septiembre no es distinto. El Santuario de Nuestra Señora de Coromoto, ha sido preparado para recibir a los miles de feligreses, que desde antes de este 8, cuando se conmemoran los 371 años de la Aparición de la Virgen, se hacen presente para venerar a la Santa Patrona de los venezolanos.
«Estar en la basílica.junto a la Virgen, ha sido una experiencia de fé y misericordia,», afirma el padre Allender como es cariñosamente conocido por los feligreses de Guanare. Aún siendo oriundo del estado Trujillo, es el párroco de la Basílica de Nuestra Señora de Coromoto, desde el 2013, cuando llegó a Portuguesa.
El sacerdote se siente agradecido estar cerca de la madre que le conduce a su hijo Jesús, a través de los sacramentos de bautismo, comunión, confesión, eucaristía, matrimonio, y orden sacerdotal. «Ha sido una experiencia de amor y generosidad de parte de Dios, para con nosotros, el que nos permita que la Virgen María, en la advocación de Coromoto, esté aquí a nuestro lado».
Durante sus 10 años a cargo de la Basílica de Guanare, el padre Allender ha recibido a peregrinos, turistas, investigadores y también a los que asisten desde las universidades, escuelas, liceos. «Me ha correspondido recibir a mucha gente del mundo, no sólo de Venezuela. Niños, jóvenes, enfermos y abuelos vienen a visitar a la Bella Señora».
Muchas de estas personas llegan al templo y han vivido experiencias de amor enormes con la Santísima Virgen.
«Cuando ella intercede como en las bodas de Caná de Galilea, cuando ayuda a un enfermo, en cualquier ámbito y con cualquier enfermedad«. También ha sido testigo de vivencias consoladoras; «especialmente a través de la reconciliación. He podido escuchar tanta gente, religiosos, consagrados, monjas, seminaristas, todos con una experiencia de agradecimiento a la Virgen de Coromoto».
En el templo de la Bella Señora el trabajo no se detiene. Se trabaja en la organización, a veces -comenta el padre- no hay nadie y al otro día esto se llena de gente porque es un templo de puertas abiertas para todos. Puede ingresar el que tiene fé y también el que no tenga; el que sea mariano, y el que no. A todos hay que atenderlos y recibirlos con amor».
Como el párroco Allender, los religiosos que hacen vida en la basílica de Nuestra Señora de Coromoto describen la experiencia como un desarrollo humano, pastoral, espiritual enorme, pues tienen una gran oportunidad de contemplación, meditación y profundización del pensamiento. Escuchan cada testimonio y conversan con la feligresía sobre sus experiencias.
Según el presbítero, cuando se administra el sacramento del bautismo en la basílica hay un gran milagro. «Hay testimonios de sacerdotes y religiosas que narran la presencia viva y real de Jesucristo en la eucaristía en este lugar, y sienten la presencia de la Virgen de Coromoto esperando a todos para consolarnos».
El padre Allender comenta que también es una gran responsabilidad y hasta siente temor al no poder responder como quisiera a este «monumento» (el templo), por la falta de recursos y de muchos medios que son necesarios para su mantenimiento. (CNP 16.903).