Después de trabajar en más de 1,200 partidos de las Ligas Menores en todos los niveles de afiliación durante los últimos 10 años, Jen Pawol se ha convertido la tarde de este sábado en la primera mujer árbitro en la historia de las Grandes Ligas.
Pawol, de 48 años y oriunda de Nueva Jersey, disfrutó de una primera entrada tranquila. El derecho Hurston Waldrep, de los Bravos, ponchó a los dos primeros bateadores de Miami antes de que Agustín Ramírez conectara una línea al tercera base Nacho Álvarez.
En la parte baja de esa entrada, el derecho Ryan Gusto retiró en orden a los Bravos sin requerir decisiones en la inicial, donde Pawol estaba asignada.
Como parte de su función, Pawol revisó las manos del lanzador Waldrep en busca de sustancias ilegales luego del primer inning, momento en el que también recibió un gesto de cortesía del receptor Sean Murphy.
La jornada histórica incluyó saludos de respeto por parte del manager de los Marlins, Clayton McCullough, y del coach de banca de los Bravos, Walt Weiss, durante el intercambio de alineaciones.
Será la umpire de tres juegos, incluyendo los dos de la doble cartelera de hoy (estará en la inicial en el primer partido y en tercera base en el segundo), así como el final de la serie el domingo, cuando estará detrás del home.
Jen Pawol representa un faro de esperanza y progreso
Jen Pawol estaba en medio de su trabajo como umpire en un juego de Triple-A la noche del miércoles cuando el antesalista de los Nashville Sounds, Oliver Dunn, identificó un emocionante punto en común entre ellos.
“Cuando yo llegue a las Grandes Ligas y estemos juntos en el terreno, ambos habremos trabajado juntos en todos los niveles”, le dijo a Pawol.
Pawol es hoy la primera mujer en ser umpire en un partido de temporada regular de Grandes Ligas, pero está lejos de ser la primera con esas aspiraciones.
Pam Postema llegó hasta los juegos de pretemporada de MLB en 1988-89, pero nunca recibió un verdadero llamado a las Grandes Ligas. Christine Wren y Ria Cortesio trabajaron como umpires en las menores, pero sus caminos se estancaron en Doble-A. Las tres han servido como mentoras y fuentes de inspiración para Pawol a lo largo de su camino en el béisbol profesional, que comenzó en la Liga de la Costa del Golfo de nivel de Novatos en el 2016.
Aunque los números han crecido ligeramente, sólo ocho mujeres son umpires en las menores en la actualidad, para quienes Pawol representa un faro de esperanza y progreso.
El apoyo a nivel de Grandes Ligas ha sido generalizado, desde jugadores y managers hasta el umpire de MLB Ted Barrett, quien originalmente invitó a Pawol a probarse en el programa de campamentos para umpires de MLB hace más de 10 años.
“Ser umpire es para mí. Está en mi ADN”, subrayó Pawol. “Ha sido un viaje largo y duro hasta la cima. Pero simplemente amo la camaradería con mi equipo, con los demás umpires. Amo viajar. Amo hacer ejercicio. Hay tantas similitudes entre ser un atleta y un umpire, y nunca tengo que dejar el campo cuando estoy trabajando. Estoy extremadamente enfocada en acertar mis sentencias. Y estoy muy agradecida con todos los que en el camino me han ayudado a ser una mejor umpire cada día”.
Pawol ahora forma parte de un grupo en lenta expansión de oficiales femeninas en el más alto nivel de los deportes masculinos, que incluye a Sarah Thomas de la NFL, quien contactó a Pawol recientemente con consejos y palabras de aliento.
Pawol enfatizó la importancia de la representación femenina de umpires en MLB, tanto para romper una barrera de larga data en el béisbol como para hacer avanzar la causa de las árbitras en otros deportes profesionales. Es un grupo pequeño, muy respetado y decidido por el momento, pero hay más en camino.
Con sólo 76 umpires de MLB, las vacantes en el nivel más alto son escasas. Para ganarse un puesto a tiempo completo, la mayoría de los que llegan a Triple-A tienen que esperar a que alguien se retire para tener su oportunidad.
Como una de los 17 umpires de Triple-A elegibles para sustituciones en juegos de MLB, Pawol esperó su turno como todos los demás en su posición porque amaba demasiado su trabajo. Pagó su derecho de piso durante una década en liga menor, como tantos de sus predecesores masculinos, sólo por una oportunidad en el escenario más grande.
MLB.com y otros medios internacionales