Araure.- La mañana del pasado domingo, 26 de enero, los diversos grupos de apostolado que accionan y conforman la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en Araure, celebraron una gran fiesta para rendir homenaje al presbítero Wilfredo León Villalba, quien desde el 1992 y durante 32 años, estuvo como guía espiritual de quienes son feligreses de las 12 capillas donde ejerció su labor sacerdotal.
«Y así llegó el día de mi despedida, un día cargado de emociones encontradas. El ‘Sagrado Corazón de Jesús’ se convirtió en un mar de rostros conocidos, de abrazos sinceros y de lágrimas compartidas. Me sorprendió una vez más mi amada parroquia, a la que, por pura misericordia del Señor, dediqué los mejores años de mi vida», dijo muy emocionado el sacerdote.
«Fue una celebración, una oportunidad de agradecer la maravillosa experiencia de tener a un pastor cercano, con un espíritu de servicio inigualable y promotor del crecimiento de muchas comunidades en Dios, moral y luces», aseguró Francisco González coordinador del Consejo Económico de la parroquia.
La despedida fue organizada por el Consejo Económico y Pastoral Parroquial y participaron, además, el movimiento de cursillos, la Pastoral Juvenil Familiar y los ministros animadores de las comunidades, con la asistencia de unas mil personas, entre las doce capillas, según indicó González.
«Aquello era como la ranchera: ‘llorar y llorar’, con una organización impecable de lecturas, introducciones, cantos fervientes, coros unificados, ofrendas maravillosas y expresivas, y con la asistencia honrosa de mi querida mamá, que atraviesa un sentido duelo por el fallecimiento reciente de su hermana Ana. Así celebré la última eucaristía en la Casa del Apostolado», comentó el padre Wilfredo.
-No hubo detalle sin prever, no hubo laico sin asistir, no hubo recuerdo sin florecer, en ellos… y en mí… Aunque suelo no llorar abiertamente, hoy sí me quebré durante muchos momentos y, como les he dicho tantas veces, ‘por fuera pocas lágrimas, pero por dentro, la Quebrada de Araure’, expresó.
A la santa misa y al espectáculo cultural siguió la bendición de las salas “Padre Cesáreo Gil” y “Silverio Torrealba», junto a los hermanos cursillistas, en las instalaciones de la Casa del Apostolado. Posteriormente, fue agasajado en la urbanización Tricentenaria, por los miembros de la organización “Jesús Vive”, los niños del comedor y la escuela.
El padre León dirigió sentidas palabras a sus feligreses, asegurando que a lo largo de estos años, han trabajado juntos en proyectos importantes para la comunidad.
«Cada uno de estos logros ha sido posible gracias al esfuerzo y dedicación de todos ustedes. Llevaré siempre en mi corazón el recuerdo de haber sido parte de estos proyectos que han transformado tantas vidas», señaló.
En la iglesia Santa Eduviges, de Llano Alto, fue recibido por la comunidad de Emaús, con alegría, regocijo y fraternidad, recibiendo regalos y abrazos en una celebración extendida.
«Llevaré siempre conmigo los recuerdos de cada uno de ustedes. Los momentos compartidos, las enseñanzas recibidas y el cariño que me han brindado. Agradezco a Dios por haberme permitido ser parte de sus vidas y les deseo a todos un futuro lleno de bendiciones y encuentros con Cristo. ¡Hasta siempre, queridos amigos!», expresó.
El presbítero Wilfredo León ahora estará en la iglesia Sagrada Familia de la urbanización Fundación Mendoza, en Acarigua. (CNP 16.100)