Acarigua.- Las mandalas son definidas como representaciones simbólicas espirituales y rituales del budismo y el hinduismo, que se viene popularizando en todo el mundo. Para la especialista en cultura de paz y docente, radicada en Acarigua, María Teresa Piñero, es una terapia eficaz, dinámica y sanadora en la construcción de paz.
Piñero, quien desarrolla esta práctica, fomenta el uso de mandalas por sus beneficios para la paz y destaca que es un arte ligado al mundo interior, para exteriorizar emociones y sensaciones, aplicar como terapia, dar armonía, equilibrio y calma, además de mayor capacidad de concentración, disminución de agresión. “Son ideales para la construcción de paz y no violencia», expresó.
Piñero es activista y defensora de los derechos de la mujer y de la familia, y forma parte de la Asociación Civil Gurrufío. Considera que las mandalas son ideales para generar espacios de encuentro, convivencia e integración, fortaleciendo e impulsando el concepto de paz, como derecho propio de todo ser humano.
Es por ello que, reconociendo su poder terapéutico, se ha venido formando y, hoy por hoy, contribuye en la formación de la cultura de paz con lecciones y prácticas que realiza con sus semejantes.
Comenta que el uso de mandalas en mujeres víctimas o sobrevivientes de violencia de género le ayuda a recuperar la confianza, dependencia y autoestima, apoyados en frases motivacionales e inspiracionales, que además profundiza ese amor propio, sobre todo en los círculos de mujeres donde se abordan temas de feminidad, menstruación, menospausia, entre otros.
Sobre su origen y aplicación, dijo que en el campo holístico, están configuradas por diagramas, representaciones esquemáticas y simbólicas que son usadas en el budismo e hinduismo, mientras, que en sánscrito significa “centro, círculo, anillo mágico”.
Asimismo, especificó que la palabra sánscrita mandala, quiere decir: “pensamientos contenidos en un círculo”, por lo cual estos diseños organizados alrededor de un centro, están presentes en distintas culturas y tienen un origen ancestral.
Desde el punto de vista de la salud mental, el médico psiquiatra, psicólogo y ensayista, Carl Gustav Jung (suizo, 1875-1961), apasionado investigador habló del efecto curativo de los mándalas y desde su propia experiencia planteó, que “pintar y crear mándalas ofrece tranquilidad y sosiego, a todas las personas porque al elegir los colores, estimulamos la mente, organizamos nuestras ideas y damos orden al proceso creativo y meditación”.
Piñero se encuentra en este “arteterapeútico” desde el 2017, cuando conoció esta técnica por medio del «Programa Máster de la Vida», que la inspiró a profundizar, conocer y estudiar, vía online y presencial, combinando con la pedagogía sistémica, para darle un sello propio.
Recomienda pintar mándalas con cierta frecuencia, ya qué la técnica “arteterapeútica”, es aconsejable para procesos de estrés, angustia, insomnio, ansiedad, depresión, autoestima, memoria y capacidad de concentración. «Sirve para tener más fluidez en el día a día, para ver o resolver nuestros problemas e, incluso, son aptos para todas las edades». (CNP 13.114)