Beatriz Quintana Mujica
Acarigua.- La historia de «Miel Primavera», es de perseverancia, iniciada hace 60 años por la mamá de Waldemar Vogel en el estado Miranda y que él ha continuado en Portuguesa, donde encontraron la floración perfecta para lograr una miel de excelente calidad.
Es una empresa familiar que ha evolucionado, industrializado y logrado el éxito. Un proceso largo y laborioso porque las abejas deben ser cuidadas con vitaminas en la temporada de crecimiento y alimentadas en época de «hambre» para lograr luego, la cosecha de miel.
Vogel, en un momento de crisis, decidió cerrar la empresa y dedicarse sólo a la cría de reinas, pero el amor cambió el rumbo, pues el novio de su hija, Vidal Velázquez, (ahora su yerno) músico y profesor universitario, le ofreció su ayuda, convirtiéndose en el último depositario del conocimiento que ha pasado de generación en generación.
Durante el primer año que estuve allí, en 2016 -cuenta Vidal- se perdieron más de 120 núcleos de reinas, por falta de alimentación.
El trabajo del apicultor es de mucha investigación y dedicación para satisfacerlas, curarlas si se enferman (¡sí, las abejas se enferman!) y mantenerlas para que no se vayan.
¿Cómo saber si la miel es pura? La única manera es la garantía del apiario, en este caso, la marca. Investigar el origen. El color sólo indica el tipo de floración, en el caso de Portuguesa, es ámbar y la gota al inclinar la botella, nos da idea de qué tan líquida es, indicó Velázquez.
Todos los productos elaborados desde el apiario, son ecológicos. “Miel Primavera» es totalmente pura y limpia. También, tiene serum y otros productos cosméticos que se consiguen en farmacias
Las abejas son una especie muy delicada. Vogel y Velázquez cultivan la especie “Apis mellifera”, muy parecida a las abejas africanas.
«En Venezuela «Miel Primavera» es el único apiario que trabaja con cruces genéticos; la que tenemos es una combinación de la europea con la africana», expresó.
En los 80′, Vogel tenía más de mil colmenas y notó un cambio de conducta en sus pequeñas aliadas, no agresivas hasta entonces. Las africanas habían tomado terreno y atacado a muchos agricultores, algunos sin posibilidad de sobrevivir.
Entonces, comenzaron a hacer los cruces. A la vuelta de 4 años, logran un híbrido dócil y productivo, que llegó a ser estudiado por científicos norteamericanos. Incluso, la empresa mexicana «Miel Carlota», una de las más grandes del mundo, posó sus ojos sobre esta investigación y vino a ver de qúe se trataba.
«Miel Primavera» es un orgullo portugueseño. El logro de una familia de alemanes inmigrantes, enraizados en tierras llaneras y que hoy podemos disfrutar, a pesar de las dificultades, porque se quedaron aferrados a esta geografía, libando miel, como abeja al panal.