Salud

ACV: por qué incluso un poco de ejercicio diario puede reducir el riesgo

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Escrito por Redacción

La muerte de Alejandra “Locomotora” Oliveras, ex campeona mundial de boxeo, a los 47 años tras sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) isquémico, ha puesto en primer plano la importancia del ejercicio físico regular como herramienta fundamental para la prevención de este tipo de eventos.

La boxeadora permaneció dos semanas internada en el Hospital José María Cullen, en Santa Fe, antes de fallecer.

Su caso, que conmocionó al mundo del deporte y a la sociedad argentina, resalta la urgencia de abordar los factores de riesgo asociados al ACV y la necesidad de adoptar hábitos saludables, especialmente la actividad física, para reducir la incidencia de esta enfermedad.

Anualmente cerca de 14 millones de personas padecen un accidente cerebrovascular a nivel global, lo que representa la segunda causa de fallecimiento y la principal causa de discapacidad en el mundo. En Argentina, unas 120.000 personas al año presentan un ACV y 40.000 de ellas fallecen.

La repentina muerte por un ACV isquémico, el tipo más común de accidente cerebrovascular, ha generado un debate sobre la salud cardiovascular y la prevención en personas de todas las edades.

El ACV constituye la tercera causa de muerte en Argentina y es la principal causa de discapacidad en el país. Se estima que nueve de cada diez ACV son de tipo isquémico, provocados por la obstrucción del flujo sanguíneo en un vaso cerebral, mientras que los hemorrágicos, menos frecuentes, se deben a la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro.

Los expertos aseguran que la disminución del ejercicio físico, el aumento de las responsabilidades laborales y la falta de tiempo para la actividad física, factores que contribuyen a la aparición de condiciones como hipertensión, colesterol elevado, tabaquismo, diabetes, sedentarismo y sobrepeso.

La relación entre la actividad física y la prevención del ACV ha sido objeto de numerosos estudios internacionales.

Según un reporte publicado en HealthDay News, una revisión reciente publicada en la revista Journal of Neurology Neurosurgery & Psychiatry en marzo pasado, reunió los resultados de 15 estudios previos sobre niveles de actividad física y riesgo de ACV, con la participación de más de 752.000 adultos seguidos durante más de una década.

Los hallazgos, publicados indican que incluso niveles bajos de actividad física pueden reducir el riesgo de ACV en comparación con el sedentarismo.

El equipo de investigación liderado por Raffaele Ornello, de la Universidad de L’Aquila en Italia, concluyó que “todos los niveles de actividad física en el tiempo libre pueden ser beneficiosos para la prevención del ACV, incluidos los niveles que actualmente se consideran bajos o insuficientes”.

En comparación con no hacer ejercicio, la cantidad “ideal” más alta de actividad física redujo el riesgo de ACV en un 29%, mientras que la actividad “por debajo del objetivo” lo hizo en un 18%. Los efectos fueron independientes del sexo o la edad, lo que sugiere que cualquier persona puede beneficiarse de la actividad física, sin importar su condición.

Los investigadores enfatizaron que “se debe animar a las personas a ser físicamente activas incluso en los niveles más bajos”.

En general, los niveles moderados de actividad física, aunque no alcancen las recomendaciones internacionales, siguen reduciendo el riesgo de ACV entre un 27 y un 29% en comparación con la inactividad.

Las directrices internacionales, citadas por los investigadores y recogidas en otra nota reciente de Infobae, recomiendan realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física de intensidad moderada, o 75 minutos de actividad vigorosa.

La Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) sugiere actividades como caminatas rápidas, aeróbicos acuáticos, bailes de salón, jardinería, tenis de dobles y ciclismo informal como ejemplos de ejercicio moderado.

Para quienes prefieren actividades más intensas, correr, nadar, saltar la cuerda, andar en bicicleta a mayor velocidad o realizar trabajos de jardinería exigentes también son opciones válidas.

La Dra. Cheryl Bushnell, neuróloga de la Facultad de Medicina de la Universidad Wake Forest y participante en la elaboración de las nuevas pautas, afirmó en declaraciones recogidas por AP publicadas en una nota reciente de Infobae que “levantarse y caminar al menos 10 minutos al día puede reducir drásticamente el riesgo”. Bushnell destacó que el ejercicio regular ayuda a disminuir la presión arterial, uno de los principales factores de riesgo de accidente cerebrovascular.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) también recomiendan mantener un estilo de vida saludable, abandonar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, consumir una dieta balanceada rica en frutas y verduras, limitar la sal y las grasas, y mantener un peso adecuado.

Para los adultos, la recomendación es realizar al menos dos horas y media de actividad física aeróbica moderada por semana.

Además del ejercicio, la prevención del ACV incluye una serie de medidas prácticas. Los CDC aconsejan mantener una dieta equilibrada, controlar el peso corporal y realizar chequeos médicos periódicos para evaluar factores de riesgo como la hipertensión y el colesterol elevado.

El índice de masa corporal (IMC) es una herramienta útil para determinar si el peso se encuentra en un rango saludable.

Infobae

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