Un innovador estudio suizo desarrolló un método no invasivo que identifica el cáncer de colon analizando las bacterias en muestras de heces. Con este hecho, se alcanzó una tasa de detección del 90%.
El avance, basado en inteligencia artificial, promete ser una alternativa más accesible y sencilla que la colonoscopia, abriendo nuevas fronteras en el diagnóstico oncológico.
Cuidado con el cáncer de colon
Una investigación de la Universidad de Ginebra logró un hito en la lucha contra el cáncer colorrectal, la segunda causa de muerte por cáncer en el mundo.
Mediante el análisis de la microbiota intestinal con un nivel de detalle sin precedentes, los científicos desarrollaron un test capaz de detectar la presencia de tumores con una fiabilidad casi equiparable a la de una colonoscopia.
Según lo reseñado en EFE, el principal obstáculo para el tratamiento eficaz de este tipo de cáncer es su detección tardía.
La necesidad de recurrir a una colonoscopia —un procedimiento invasivo y costoso— a menudo retrasa el diagnóstico hasta fases avanzadas, cuando las opciones terapéuticas son limitadas. Este nuevo método surge como una solución directa a ese problema, especialmente ante el “aumento aún inexplicable de los casos en adultos jóvenes”, según indicó la institución.
La clave de este avance reside en la creación del primer catálogo completo de subespecies de la microbiota intestinal humana. Utilizando algoritmos de aprendizaje automático (machine learning), el equipo de investigación, liderado por el bioinformático Matija Trickovic, pudo identificar “firmas bacterianas” específicas. Es decir, la presencia de ciertos subgrupos de bacterias que actúan como indicadores fiables de la enfermedad.
Catálogo de microbios
Nuestro método detectó el 90% de los cánceres, un resultado muy similar a la tasa de detección del 94% obtenida mediante colonoscopia, y superior a todos los métodos actuales de detección no invasivos”, explicó Trickovic.
El estudio reveló además la complejidad de la flora intestinal, demostrando que diferentes cepas de una misma especie bacteriana pueden tener efectos opuestos. Algunas favorecen la enfermedad, mientras que otras son inocuas.
Las implicaciones de este descubrimiento son vastas. Además de su aplicación en el cáncer colorrectal, esta metodología podría adaptarse para el diagnóstico de otros tipos de tumores y para profundizar en la compleja relación entre las bacterias intestinales y la salud general.
El desafío ahora, reconoce la universidad, es trasladar este éxito de la investigación básica a la práctica clínica. El siguiente paso será un ensayo clínico en colaboración con los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG) para validar la tecnología y determinar con mayor precisión qué fases y lesiones cancerosas es capaz de identificar.
“Cuanto más datos clínicos se integren, el modelo ganará en precisión. Podrá igualar a la colonoscopia y convertirse en una herramienta de detección rutinaria”, concluyó el investigador.
GDA