Acarigua.- Las situaciones extraordinarias como las que están viviendo los venezolanos en los últimos días, rompen la armonía cotidiana, y generan mucha aprehensión y ansiedad ante la incertidumbre de los hechos presentes y futuros.
«Cada persona tiene el derecho de definir su ser, cultivando su carácter y superando su temperamento, pero si este control sobre nuestros ímpetus no se logra a lo largo de la vida, trae consecuencias que nos desestabilizan en momentos de preocupación», indicó Jesús González, pedagogo especialista en programación neurolingüística y terapeuta.
No saber manejar las emociones, nos rebasa y aparece la angustia y la ansiedad, y una se nutre de la otra. En ese proceso existen dos elementos claves e individuales: la percepción y la interpretación. Por eso, no debemos jugar a la premonición y al fatalismo —basados en nuestro proceso de creencia— por cosas que, quizá, nunca sucedan y que nos llevan a sufrir.
«El sistema de creencias es la información con la cual nos enfrentamos a nosotros mismos y al mundo, es nuestro mapa mental. Ante el temor o atacamos o huimos», indicó.
Agregó que la ansiedad que muchos sienten ahora —y otras emociones negativas producto de esas creencias— dan como resultado reacciones bioquímicas y psicofisiológicas que enferman, y el propósito, es que nos demos cuenta que debemos enfrentar nuestro miedo y procesarlo, para poder lograr la calma.
«La depresión, por ejemplo, no es más que el desánimo por no alcanzar nuestras expectativas, y estas emociones disparan acciones externas como la autoagresión o la agresión a terceros, e internas, enfermándonos», señaló.
La psiconeurobiología, es una ciencia que nos muestra un camino para poder canalizar estas emociones y sus consecuencias, prestando más atención a nuestras conductas, mirarnos como en un espejo, y escuchar lo que nuestro cerebro procesa y muestra, también, en nuestro cuerpo.
«En primer lugar, debemos saber que hay problemas estructurales, como la delincuencia, que no podemos cambiar y hay problemas puntuales como crear valores para tener una conducta correcta, y desarrollar habilidades blandas o calidad humana, a la que debemos dedicar más tiempo, en el hogar. Las empresas invierten mucho en tecnología pero con eso no ‘compran’ su recurso humano; deben también invertir en su voluntad, lealtad, su identificación, su ánimo, su compromiso», aseguró.
La infelicidad, un detonante
Para González, es necesario afianzar el amor, recordando que en la época de pandemia cuando a la sociedad le tocó recluirse, fue una etapa sumamente aleccionadora. «En Latinoamérica, hubo un crecimiento de violencia intrafamiliar del 68 %, parece que la gente no se amara ¿Qué significa esto? Es una alerta para poner más atención en esta área, la infelicidad nos puede hacer personas altamente agresivos, pero cada reacción es una decisión individual», acotó.
Como terapeuta, recomienda sumergirse en lo que les gusta, actividades que les sustraigan de la situación negativa. «Canta, ve álbumes de fotografías, crea tertulias familiares agradables, lee un libro, práctica un deporte», propuso.
-No es edulcorar la situación ni evadirla, sino hacer un acto consciente y decidir a qué tipo de información accedes, en qué plano mental permaneces, dijo González.
Hizo énfasis en que debemos tener muy claro nuestro rol en la sociedad, actuar amorosamente y no dejarnos avasallar, porque no somos hojas que va el viento puede arrastrar.
«El problema no es saber qué hacer, todos lo sabemos, sino querer y tener en cuenta la factibilidad, porque hay cosas que no están en nuestras manos, es el momento en que usamos la fe, la esperanza y el amor como elementos transformadores. Lo importante es, no quedarnos llorando, retomar nuestra calma es fundamental, eliminando nuestra creencia de victimismo, sacar de nuestra mente las ideas negativas y alimentarla con positividad», finalizó. (CNP 16.100)