(Acarigua).- A los 24 años de edad, Cinthya Anais Peña Mantilla fue diagnosticada con carcinoma ductal grado 2, triple negativo. Hace ya cinco años de este episodio de vida que marcó un antes y un después, no solo en lo físico, sino también en lo mental y espiritual.
«Un 28 de diciembre del 2017 me estaba tocando los senos y sentí una pelotica dura en la parte baja de mi seno izquierdo que nunca antes había percibido. El 6 de enero 2018 asistí a hacerme el eco mamario, de donde me refirieron inmediatamente a un mastólogo, quien hizo la respectiva biopsia y de allí confirmaron el diagnóstico», relató.
Cynthia, una joven tranquila, sin problemas aparentes de salud, con una vida normal como cualquier otra, notó el cambio en uno de sus senos, sin imaginar lo que vendría. “El día que el médico me dio el diagnóstico yo pasé sola al consultorio, mi mamá estaba muy nerviosa y yo le dije que se quedara tranquila que yo pasaba sola; y el doctor, al verme entrar sola, me dijo: ¿Vienes sola? Si andas acompañada dile a alguien que pase contigo«, siguió contando.
Allí comenzó a preocuparse y a sospechar que no le darían buenas noticias. “Lo asumimos de forma inmediata, con mucho dolor y sobre todo temor, pero luego tratamos de conservar la calma para continuar con lo que se debía hacer del proceso médico», señaló.
Trató de seguir con su rutina, con su día a día, a pesar de los malestares, tratamientos y estudios médicos. “Salía cuando tenía la posibilidad y las ganas», exclamó.
¡No me quiero morir!
Por su mente pasó inmediatamente “¡me puedo morir de esto y no me quiero morir!”. Fue un pensamiento constante, durante todo el proceso que vivió.
Cuando el doctor le dijo el resultado de la biopsia, fue un impacto muy duro. Cinthya no lo podría creer y le pidió al especialista que le explicara qué significaba cada detalle ante las moles de interrogantes que pasaban por su mente.
¿Qué tan grave era?, ¿qué tan avanzado estaba?, ¿había o no posibilidad de tratamiento? “Le pedí que me hablara claro, como decimos nosotros, que no me ocultara nada, ni maquillara sus palabras, que yo necesitaba saber que tenía y a qué me iba a enfrentar”, expresó.
A cinco años de esta fuerte noticia, no se arrepiente de haber solicitado tanta información. Por el contrario, considera que ha sido lo mejor que ha podido pedir y exigir. Aseguró que la franqueza y estar siempre al tanto de su proceso, le permitió comprender y seguir adelante.
El tratamiento
Cinthya relató que el tratamiento inició con 6 sesiones de quimioterapia, aplicadas cada 21 días; seguido de una cirugía oncoplástica para extraer parte de sus ganglios axilares y sacar por completo las glándulas mamarias de ambos senos -que luego reconstruyeron con prótesis- y, por último, 32 sesiones de radioterapias continuas de lunes a viernes, hasta culminar.
El proceso tardó desde enero de 2018 hasta el 15 de octubre del mismo año, aproximadamente diez meses de tratamiento.
Confesó que es lo más difícil de pasar por la enfermedad, por los efectos secundarios del tratamiento tan invasivo que se recibe.
«El malestar, los dolores, los síntomas, sentirte tan mal, que es fácil flaquear…pero incluso hasta esos peores días, también pasan y luego es posible sentirse mejor y prepararse para la siguiente ronda de tratamiento», indicó.
Una clave: fe inquebrantable
Aunque afirmó que no cree que haya una receta mágica para superar una enfermedad así, cree que su fe inquebrantable ma ayudó a superar el cáncer de mama: “ni en los peores momentos dudé, sabía que independientemente de lo que sucediera, sería lo que me otorgaría tranquilidad», apuntó.
-Yo pedía mucho porque Dios me guiará para afrontar de la mejor manera.
Aseguró que el acompañamiento familiar y de su pareja, también la ayudaron. “Fueron en todo momento luz y amor absoluto para mí y el apoyo incansable de quienes me rodean, la suerte de que me asistieran excelentes médicos que atendieron mi caso con tanto esmero, responsabilidad y cariño, la mano amiga que siempre estuvo ayudando de diferentes maneras, incluso de personas que no conocía», manifestó.
Valor más a la vida
Cinthya es psicólogo de profesión, actualmente está casada y tiene un hijo de un año de edad. Expresó que su mayor preocupación es reincidir en la enfermedad y no tener la misma dicha de superarlo y salir airosa, sobre todo ahora, cuando «hay una persona que me necesita, y no quiero faltarle…mi bebé».
Trata de vivir tranquila en su día a día, con amor, infinita gratitud, fe y con más ganas de vivir y vislumbrar los más pequeños detalles; aunque suene cliché…»viviendo un día a la vez, tal cual», afirmó.
Cinthya afirmó que luego de su proceso de tratamiento, «en efecto perdí ambos senos, pero gané salud, tanta que prontamente quedé embarazada (risas), así que eso lo vale».
Señaló que a pesar de que no pudo amamantar, disfrutó muchísimo su embarazo y vive a flor de piel e intensamente cada día, experimentando con su bebé los altos y bajos de la maternidad, “por primera vez, como es mi caso, aprendiendo cada segundo y tratando de dar lo mejor de mí”.
Recomendaciones
-A las personas que tienen esta o cualquier otra condición de salud crónica, que no bajen la guardia por muy difícil que se ponga el asunto, que todo vale la pena cuando el objetivo es ‘vivir viviendo’, disfrutando de ese ratico fugaz que se nos otorga, reflexionó.
Cinthya confesó que aunque no sabe si eso sea lo peor que le tocará vivir, porque la vida de cualquier forma siempre sorprende, está segura que pase lo que pase, intentará afrontarlo de la mejor manera posible.
Recomienda a las mujeres, que atiendan y escuchen su cuerpo, su salud, ya que «este tipo de situaciones y enfermedades no se resuelven haciendo caso omiso, ya sea por miedo o por descuido».
«Por muy mal pronóstico médico que se tenga, no es una sentencia a nada. Hay que -con fe y la mejor actitud- poner de nuestra parte para que el cuerpo responda de la mejor forma. Disfruten cada respiro, cada bocanada de aire, que allí está la magia de vivir», señaló.
También destacó aunque no sabe si se debe a su profesión, pero sin duda ayudó mucho la forma en que siempre ha visto la vida y de priorizar la salud física y psicológica, lo más valioso que se debe cuidar. “Claramente, saber que la mente es absolutamente poderosa y que nuestros pensamientos y emociones pueden marcar el destino de una situación. Mi capacidad de resiliencia se desarrolló en su máxima expresión», resaltó.
1 de cada 8
Si bien este 19 de octubre es el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, para sensibilizar y destacar la importancia de un diagnóstico temprano, la realidad es que según la Organización Mundial de la Salud, cada 1 de 8 mujeres está propensa a tener esta enfermedad.
El propósito es que cada día seamos más conscientes de la necesidad de hacernos chequeos continuos y, sobre todo, acudir a especialistas para la detección temprana del cáncer y el acompañamiento en el tratamiento. (CNP 13.114)