El papa Francisco acaba de publicar un nuevo libro llamado “La esperanza no defrauda nunca”, donde, entre otros temas, hizo fuertes críticas sobre las apuestas online. Como anticipó Infobae, el sumo pontífice dijo estar preocupado por la “proliferación” de esta adicción entre los jóvenes y afirmó que se trata de una “falsa ilusión de una salvación individual en medio de contextos de crisis cada vez más extendidos”.
En Argentina, el juego de menores de 18 años en plataformas de apuestas online, así como en casinos y bingos, está prohibida por ley. Sin embargo, la ludopatía, está aumentando entre los adolescentes, un grupo especialmente vulnerable debido a que se encuentra en una etapa de desarrollo emocional y cognitivo.
Entre los principales síntomas de la ludopatía se encuentran: planificar la vida en torno al juego, dejando de lado otras actividades; aumentar progresivamente el monto las apuestas, lo que puede llevar a endeudarse; mayor irritabilidad; el deterioro de las relaciones sociales debido a mentiras y aislamiento; y la compulsión constante que interfiere en la vida diaria.
El médico psiquiatra Federico Pavlovsky, director de Dispositivo Pavlovsky, institución que brinda asistencia a personas con consumos problemáticos y a sus familiares describió a Infobae:
“A diferencia de las adicciones tradicionales o toxicológicas que involucran sustancias psicoactivas, la ludopatía se mantiene en la intimidad y solo en las etapas finales se hace más evidente porque la persona puede sostener durante mucho tiempo una vida relativamente normal, hasta que las pérdidas ya son imposibles de disimular. Estas personas se mantienen desde el punto de vista social, en apariencia normales aunque estén viviendo un calvario y estén tomadas por la adicción”, expresó el médico.
Por su parte, el médico psiquiatra y neurólogo Enrique De Rosa Alabaster definió en Infobae a la ludopatía infantil, juvenil o juego patológico en niños, como una adicción al juego en personas menores de edad.
“Al igual que los adultos, se manifiesta a través de comportamientos compulsivos alrededor de los juegos de azar, videojuegos, apuestas en línea, entre otros”, describió el especialista.
Y destacó que los juegos de apuestas tienen consecuencias económicas que impactan de lleno en el entorno familiar y “hasta llevan a actitudes promotoras de comportamientos delictivos (mentiras, engaños, solicitar dinero para una actividad escolar pero destinarla a juego, etc.)”.
La ludopatía infantil genera secuelas emocionales y psicológicas, como cambios de humor, ansiedad, tristeza e insomnio. Incluso, también puede ser la puerta de entrada para la depresión.
Cuáles son los síntomas de la adicción al juego
Según Pavlovsky, el juego ofrece una semiología distinta porque “no se ve al paciente intoxicado, con síndrome de resaca, protagonizando incidentes familiares o en la calle, con una sobredosis… En el caso de los adolescentes, el movimiento de las billeteras virtuales de los padres o que un chico, por ejemplo, empiece a contar con una cantidad de dinero que no es usual o no era la asignada evidencian el problema”.
1. Planificar la vida en torno al juego: es una de las señales del desarrollo de una ludopatía. La persona que se encuentra en esta etapa comienza a dejar de lado actividades para priorizar aquellas que le permiten apostar dinero.
2. Aumentar la cantidad de dinero apostado: las apuestas comienzan siendo pequeñas y se van incrementando a medida que crece la adicción. Esto conduce al ludópata a endeudarse, mentir y hasta robar para poder continuar. “El hecho de no manejar dinero en términos materiales, favorece cierta desconexión con el aspecto económico del comportamiento”, acotó Pavlovsky.
3. Deterioro de las relaciones sociales: las conductas del ludópata suelen alejarlo de sus seres queridos y de las personas que lo rodean debido a sus mentiras para conseguir más dinero.
4. Intentar recuperar el dinero perdido con otra apuesta. El ludópata suele jugar nuevamente para recuperar lo perdido, lo que causa que se endeude todavía más. “Cuando uno viene perdiendo, el sentimiento es de mucha vergüenza y esto fomenta el círculo vicioso para seguir apostando”, describió Pavlovsky.
5. Imposibilidad de frenar las apuestas: para el adicto al juego cualquier situación es propicia para volver a apostar.
6. Apostar cuando se siente ansioso o deprimido. “Entre las consecuencias de la ludopatía se encuentran los problemas emocionales y psicológicos, como cambios de humor, ansiedad, tristeza, irritabilidad, e insomnio”, explicó De Rosa Alabaster.
7. Irritación si no juega: el joven no puede despegarse del Smartphone.
8. Pedir dinero a otras personas: puede ser a familiares (abuelos) o a amigos, solicitando que no se lo comuniquen a los padres
9. Vender sus pertenencias, como por ejemplo, otros juegos, para seguir jugando.
10. Robar a compañeros o a los padres. Esto produce deterioro de las dinámicas familiares, en la afectividad, la comunicación, etc.
11. Arriesgar aspectos importantes de su vida como amistades y estudios por el juego. Esto produce pérdida de amigos y contacto con la familia, y comportamiento huraño e irritable.
12. Intentar abandonar las apuestas, pero no lograrlo.
Cómo ayudar a un menor en riesgo
El doctor Pavlovsky afirmó: “Este es un tipo de adicción destructiva, que produce aislamiento, debacle económica y un gran sufrimiento en la persona afectada y en la familia. Es extraordinariamente importante que la persona se acerque a algún tratamiento de salud mental y adicciones”.
Y mencionó que en muchos casos hace falta incluso una asesoría legal, “porque hay un uso muy disfuncional de todos los recursos económicos que en ocasiones terminan en problemas legales, crediticios, financieros y que es necesario resolver con ayuda de abogados”, acotó.
Por su parte, el doctor De Rosa Alabaster recomendó a los padres enfatizar la actitud proactiva recordando que son padres y no amigos complacientes, y dejar “que él/ella decida” puede ser la mejor manera de agravar su estado. Estos son sus consejos:
Establecer límites claros: definir horarios para el uso de dispositivos electrónicos y supervisar el contenido al que acceden los niños. Esto se suele plantear como una imposibilidad, sin embargo, será fundamental para otro tipo de límites a edades y problemas mayores.
Hablar sobre los peligros del juego compulsivo y las apuestas online. Existen desde documentales, hasta entablar temas alrededor de algún caso reciente en las noticias, o cercano.
Generar espacios de deportes, hobbies o actividades sociales que ofrezcan satisfacción y alejen al niño del entorno virtual. El famoso mundo real de las redes, más naturaleza, menos pasividad.
No dudar en solicitar ayuda profesional un psicólogo o psiquiatra si se observan signos de compulsión al juego. “En ciertos casos, las patologías nombradas deberán ser diagnosticadas y tratadas inclusive con tratamiento psicofarmacológico. Establecer un estudio completo médico general como neuropsiquiátrico (EEG electroencefalograma, por ejemplo) puede aportar posiblemente datos de interés”, destacó De Rosa Alabaster.
Infobae