Araure.- En el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mamas, este jueves, 19 de octubre, Laura Lombana y Beczabet Peña compartieron el testimonio de cómo la enfermedad llegó a sus vidas para pedirles cambios.
En la actualidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada doce mujeres en el mundo podría desarrollar algún tipo de cáncer en algún momento de su vida.
Laura Lombana, licenciada en administración, asesora de seguros, casada y con una hija, nunca imaginó que ese momento le podría llegar. No a ella, que con solo escuchar la palabra “cáncer”, se asustaba.
El pasado 20 de julio de 2020, fue diagnosticada de cáncer en su seno derecho: un CA de mama ductual in situ triple negativo. “Todo fue muy confuso, no sabía qué hacer. Incluso, estábamos en plena pandemia y tuve que hacerme muchos estudios, para el tratamiento adecuado», relató.
– Lo primero fue recibir seis sesiones de quimioterapia endovenosa cada 21 días y hacer las diligencias para recibir tratamiento por el Seguro Social, por medicina de altos costos. En enero de 2021 estaba siendo operada por una preservativa de seno; me extrajeron 10 ganglios, uno solo comprometido, y también me tocó 38 terapias de radio, explicó.
En esa época, todo era más complicado para movilizarse a Barquisimeto, por los permisos en plena pandemia y la escasez la gasolina. “El cáncer es una enfermedad muy costosa. A mí me daba miedo pronunciar la palabra cáncer y lo primero que me dijeron (fue): ‘tienes que aprender aceptar lo que te pasa’”.
Lombana, ya recuperada de su salud y dada de alta, comentó que fue un trabajo de reflexión fuerte, en el cual se apoyó con Lucía Di Natale y la aplicación del método de la neoprogramación. “Me ayudó mucho entender por qué me había sucedido», expresó.
– Al aceptar, pude llamarlo por su nombre, lo saqué de mi cuerpo y de mi mente, el cáncer no es sinónimo de muerte, es otra oportunidad, Dios me está dando una segunda oportunidad, porque algo que estaba haciendo, no estaba bien. Hay acciones que haces mal en tu vida, lo primero es aceptar lo que te ha tocado, indicó.
«Es cierto que las mujeres somos muy coquetas. Algunas veces, debemos dejar a un lado la vanidad, de tener cabello, uñas, cejas bien arregladas, por nuestra salud y bienestar. A medida que pasa el tiempo, veo que no soy la misma. La Laura de antes desapareció, aprendí a quererme, cada quien tiene su espacio, hay que valorarse, saber decir que no, cuando no quieres”, acotó.
A quienes pasan por este episodio en sus vidas, les dijo que piensen en que van a salir adelante, que lo van a superar, aceptar los cambios y contar con el apoyo familiar, porque el cáncer también los afecta. “Sonreír a la vida. Si quieres bailar, baila. Si quieres tomar un café, hazlo. Disfruta de cada momento y aprende a valorar mucho más lo que tienes a tu alrededor”.
«Un seno no define tu belleza. Aprende a soltar para aprender a vivir. Me siento bien. Era muy reservada y ahora quiero ayudar a muchas personas, aconsejar que vayan a sus controles anuales. Todo a tiempo, tiene cura» señaló.
Nadie está exento
Beczabet Peña es médico integral comunitaria, especialista en medicina general, terapeuta holística, docente universitaria, viuda y con dos hijos. Ella recibió la noticia del cáncer de mamas en noviembre de 2019: un carcinoma ductual invasor.
«Cuando recibes un diagnóstico así, hasta las piernas te flaquean, el mundo se te cae. Yo nunca estuve enferma, nunca sufrí de un dolor de cabeza y mucho menos llegué a pensar que me iba a morir. Eso jamás pasó por mi cabeza”, indicó.
Para Peña, es importante valorar que estás vivo. “Cuando se recibe un diagnóstico tan severo, no hay que quedarse, ni que te domine la etapa de la negación o casarse con la enfermedad, no, ¡suéltalo!”, exclamó.
No te niegues a recibir la ayuda médica, personal, familiar, de amigos, porque muchas veces se necesita un abrazo y el cáncer tiene un alto grado en lo emocional: lo que no decimos, lo que no digerimos, lo que no va en la misma vibración que nosotros, enferma. Es impresionante la carga emocional en las enfermedades, enfatizó.
Peña cuenta que no cedió a la enfermedad y que, a pesar de haberse deprimido, no se sintió enferma, hizo quimioterapia, cumplió el tratamiento vía oral y endovenoso, e hizo lo que estuvo en sus manos para superar el cáncer.
“Cuando empecé a recibir este medicamento, el médico que me atendió, me decía: ‘es la sangre de Jesucristo que va a llegar a ese nódulo y vas a empezar a sanar’. Eso comenzó a llegar derechito al tumor y, a los días, luego de tener esa visión, vi que estaba haciendo efecto en ese tumor. Yo sentía cómo se volvió loco, como un ente furioso, el cual ataqué con medicina y mi energía positiva”, precisó.
Relató que en octubre terminó sus quimios y en noviembre fue operada. «El día de la operación, yo estaba encomendada a los ángeles y arcángeles, y vi en las paredes los colores pasteles; se me reflejaron”.
Luego de su intervención, Peña sintió la presencia del doctor José Gregorio Hernández en la sala de recuperación. “Me sentí bien. Mi cirujano estaba impresionado por mi evolución. A los 21 días estuve, ya bastante recuperada”, comentó.
Con Senos Ayuda, tuvo la oportunidad de recibir radioterapia en Caracas, lo cual tomó como unas vacaciones espectaculares y, de allí, quedó muy bien.
Superada la etapa del cáncer, recomendó no tener miedo, alimentar el amor propio y hacer conexión espiritual, indistintamente de la religión. “Todos tenemos un Dios, a quien venerar. El cáncer viene para curar al alma. Después que superamos la enfermedad, aprendemos a vivir el día a día», culminó. (CNP 13.114)