Estudios anteriores demostraron una posible asociación entre el estrés crónico, la depresión y la demencia. Ahora, el presente estudio, publicado en la revista Alzheimer’s Research & Therapy, demuestra que las personas a las que se les ha diagnosticado estrés crónico o depresión tienen más probabilidades de que se les diagnostique Alzheimer.
Concretamente, el estudio muestra que el riesgo Alzheimer era más del doble en los pacientes con estrés crónico. También en los pacientes con depresión que en los pacientes sin ninguna de las dos afecciones; en los pacientes con estrés crónico y depresión a la vez era hasta cuatro veces mayor.
El riesgo de desarrollar deterioro cognitivo era aproximadamente igual de elevado. Se considera que un paciente sufre estrés crónico cuando ha estado sometido a estrés sin oportunidad de recuperación durante al menos seis meses.
«El riesgo sigue siendo muy pequeño y se desconoce la causalidad», afirma el último autor del estudio, Axel C. Carlsson, docente del Departamento de Neurobiología, Ciencias de la Atención y Sociedad del Instituto Karolinska. «Dicho esto, el hallazgo es importante porque nos permite mejorar los esfuerzos preventivos. También para comprender los vínculos con los demás factores de riesgo de la demencia».
Deterioro por Alzheimer
El estudio se llevó a cabo utilizando la base de datos administrativa de asistencia sanitaria de la Región de Estocolmo, que contiene todos los contactos sanitarios compensados por la región. Los investigadores se centraron en pacientes de entre 18 y 65 años y entre 2012 y 2013. Identificaron a 44.447 personas con diagnóstico de estrés crónico y/o depresión. Posteriormente, las siguieron durante ocho años para ver a cuántas de ellas se les diagnosticó deterioro cognitivo leve o enfermedad de Alzheimer.
Una comparación con todos los demás 1.362.548 individuos de la franja de edad mostró que más personas con estrés crónico o depresión también habían sido diagnosticadas de deterioro cognitivo leve o enfermedad de Alzheimer.
«Es muy poco frecuente que las personas de este grupo de edad desarrollen demencia. Por eso, debemos identificar todos los posibles factores de riesgo de la enfermedad», indica Carlsson. «Aquí demostramos que el diagnóstico es más frecuente en personas que han sufrido estrés crónico o depresión. Pero serán necesarios más estudios si queremos demostrar alguna causalidad al respecto».
Los investigadores continúan con el trabajo y elaborarán cuestionarios y pruebas cognitivas que ayuden a identificar precozmente a las personas con riesgo de demencia.
El Nacional