Acarigua.- A pesar de que la Navidad está asociada al compartir, la unión familiar, la alegría y el disfrute, especialistas alertan que en estas fechas también hay personas que «al no soportar la presión social» se desaniman, y pueden caer en la tristeza y depresión.
Para el psicólogo Félix León, «estamos acostumbrados a que en estas fechas hay que disfrutar, por motivos de cómo lo vivimos en nuestra infancia, por regalos, entre otras cosas; lo asociamos con alegría, pero a medida que se va creciendo o por diversas experiencias, estos días pueden generar tristezas».
En otros países como México se habla de la «depresión blanca», ya que el Fin de Año coincide con el frío, que especialistas aseguran «puede influir de manera negativa en el ánimo de las personas».
Ocurre parecido en Finlandia, Noruega o Suecia, donde se frecuentan casos de “depresión de invierno” o trastorno afectivo estacional (TAE), también conocida como «Blues de Navidad». Lo cierto es que en cualquier país del mundo, en estas fechas las personas pueden caer «en melancolía» o, sencillamente, no disfrutar como sería lo común.
El psicólogo Félix León señaló que hay factores que inciden para que estas fechas no sean agradables «y es válido».
Mencionó como ejemplo, a personas que recienten la pérdida de un familiar, que migró a otro país o familiares muy cercanos que están en un duelo por alguna u otra razón, o porque quedaron sin trabajo y está afectado por el factor económico.
«Son cuestiones sumamente preponderantes en el país desde hace ya varios años y eso puede hacer que la persona no lo disfrute como su expectativa se lo pide; entonces hace que sienta esa tristeza o hasta cierto grado de culpabilidad, por sentir que no podemos disfrutarlo», expresó.
León señaló que las personas que se sienten que están atravesando esta situación, «primeramente deben entender que es algo normal que todos podemos atravesar», recordando que diciembre es un mes más del año, en el que podemos tener cualquier tipo de dificultades o problema.
«Lo que debemos entender, es que pueden ser dificultades generalmente pasajeras, transitorias, que no suelen extenderse», por lo que recomendó permitirse vivir estos duelos o emociones, aceptarlas y buscar superarlas.
Advirtió que hay que saber diferenciar una simple tristeza, emoción o nostalgia —estados de ánimo normales—, de síntomas propios de la depresión que son más profundos e «incapacitantes».
-Muchas veces perdemos el deseo, el placer que sentíamos por las cosas, ya nos provoca hacer nada; nada nos llena ni nos satisface y no dormimos bien o dormimos de más, no comemos bien o comemos de más. Ya esas son señales de alerta. Si eso se vuelve una constante, es algo muy pesado que, encima, nos incapacita de alguna manera y nos impide realizar nuestras actividades. Es una señal que nos va a indicar que debemos acudir con algún especialista, puede ser el psicólogo o psiquiatra, indicó.
De igual manera, sostuvo que «si la persona tiene ideación suicida o no se baña, por ejemplo, no hace nada ni sale de trabajo, sería primordial llevarlo con el psiquiatra. No obstante, los psicólogos también podemos hacer el diagnóstico».
En el caso de la migración, sugirió que lo mejor sería tratar de mantenerse en contacto dentro de lo que se pueda con estas personas que están en el exterior, pero también intentar socializar con aquellos que están en el entorno.
Dijo que si se tiene a personas cercanas con síntomas de tristeza, es importante buscar grupos de apoyo y rodearse de familiares o amigos que puedan tender la mano en los momentos difíciles. «Es sumamente valioso», culminó. (CNP 13.114)