Pese a ser una técnica rápida y al alcance de cualquier persona, el lavado de manos sigue sin realizarse de forma adecuada ni con la frecuencia necesaria. Y eso que esta práctica es la medida más económica, sencilla y efectiva para reducir el riesgo de infecciones.
Porque hacerlo correctamente puede marcar una gran diferencia: la Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en que alrededor del 80 % de las infecciones comunes se transmiten a través de las manos. Esto incluye desde enfermedades respiratorias como los catarros, la gripe o la covid-19, hasta infecciones gastrointestinales, conjuntivitis o infecciones de la piel.
En hospitales y centros de salud, es una medida aún más crítica, ya que su ausencia genera infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (IRAS), también llamadas nosocomiales. Su impacto es considerable tanto en la morbilidad como en la mortalidad de quienes reciben atención sanitaria (especialmente en unidades con personas inmunodeprimidas).
Las manos son el principal vehículo de transmisión de microorganismos. A lo largo del día, tocamos superficies, dispositivos, alimentos y otras personas sin pensar en cuántos gérmenes podemos estar transportando.
Existe evidencia de que la mejora en las prácticas de higiene de manos conduce a una reducción no solo de las IRAS, sino también de la colonización y transmisión de microorganismos multirresistentes, una de las principales amenazas globales para la salud pública.
¿Por qué es tan importante?
Además, hay que tener en cuenta que muchas infecciones se contagian incluso antes de que aparezcan los síntomas, por lo que lavarse adecuadamente las manos es una medida preventiva clave, independientemente de si nos sentimos bien o no. Es un hábito, además, que protege tanto a quien lo realiza como a las personas de alrededor, especialmente a los más vulnerables: la población infantil, las personas mayores y pacientes con inmunodepresión o enfermedades crónicas.
- Antes y después de preparar alimentos o comer.
Antes y después de usar el baño.
Después de sonarse la nariz, toser o estornudar.
Al llegar a casa desde el trabajo, la escuela o el transporte público.
Tras tocar dinero, dispositivos compartidos, animales o superficies en lugares públicos.
Antes y después de estar en contacto con personas vulnerables, enfermas o dependientes.
Antes de administrar medicamentos, realizar curas, asear o cambiar de pañal a una persona.
Antes y después de utilizar guantes.
Además, la OMS ha creado un modelo de “cinco momentos” dirigido a profesionales sanitarios.
¿Cuándo hay que realizar higiene de manos?
Las recomendaciones oficiales son claras, y aunque parezcan muchas, con el tiempo se interiorizan y se convierten en rutina. Deberíamos lavarnos las manos siempre en situaciones como estas:
¿Cómo debemos lavar las manos?
No basta con pasar las manos bajo el grifo durante unos segundos. Hay una técnica concreta, también recomendada por la OMS, que debe seguirse paso a paso.
El procedimiento completo no lleva más de 40 a 60 segundos, pero es fundamental realizarlo correctamente:
- Mojarse las manos con agua corriente limpia.
Aplicar suficiente jabón, preferiblemente líquido, aunque el jabón sólido también es útil si se mantiene seco y limpio.
Frotarse bien las palmas, el dorso, la zona entre los dedos y debajo de las uñas. La mayoría de los gérmenes se acumulan en estas áreas.
Aclarar con abundante agua, eliminando completamente los restos de jabón y suciedad.
Secar con una toalla limpia y seca, preferiblemente desechable.
Cerrar el grifo usando la toalla para evitar recontaminación.
En condiciones normales, no es necesario utilizar jabones antibacterianos; basta con el producto común para eliminar la mayoría de los patógenos.
Y si no disponemos de agua y jabón, las soluciones hidroalcohólicas (con al menos un 60 % de alcohol) resultan una alternativa igualmente válida, siempre que las manos no estén visiblemente sucias. Provocan menos irritación en la piel que el agua y jabón y son más fáciles de usar, por lo que favorecen una mayor adherencia.Sin embargo, siempre debemos utilizar agua y jabón, además de cuando hay suciedad en las manos, antes de comer y después de usar el baño.
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