Acarigua.- Septiembre es el mes de la salud sexual y este martes 6, es el Día Mundial del Sexo, en alusión a una de las posiciones más famosas del Kamasutra: 69.
Hablar de sexo es, aún en esta época, muy incómodo cuando se trata de solucionar problemas de pareja, un tema que tiene mucho que ver con la ansiedad porque influyen, en la mayoría de los casos, aspectos psicológicos y, en otros, factores biológicos, explicó Marianny Marín, psicóloga con maestría en orientacion y sexualidad, obtenida en el Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela (CIPPSV).
El concepto de sexualidad ha evolucionado. En siglos pasados solo estaba permitido para efectos de reproducción. El placer sexual era condenado y se prohibía a las mujeres sentirlo, y a los hombres descubrir el autoejercicio o masturbación.
Hoy, las investigaciones nos demuestran que el sexo es mucho más que el simple acto de procreación, que hay diferencias en la respuesta del placer sexual entre hombres y mujeres que incluyen factores sociales, emocionales y psicológicos, pero sigue habiendo mucho tabú, sobre todo, a nivel religioso.
«Fue algo tan marcado que todavía hay mujeres que no han descubierto cuáles son sus zonas erógenas», dijo.
Orientación sexual en la niñez
La iniciación sexual debe hacerse con madurez para que sea satisfactoria. Usualmente ocurre más rápido en la mujer y debería haber más conocimiento sobre el tema, pero la realidad muestra desorientación total y vemos niños involucradas en sexting o intercambio de material sexual vía redes, y los padres deben estar atentos a qué información están recibiendo sus hijos.
El sexo debe ser visto como algo natural con buena información. Los adolescentes deben tener su espacio, sin establecer diferencias de género, bien orientados.
«Los niños, cuando van descubriendo su cuerpo, se tocan; no les castigue, es una parte que no puede ser ignorada y no hay malicia», expresó.
El mayor motivo de consulta
«En el caso de los hombres, la disfunción eréctil y la eyaculación precoz, que casi siempre tiene un componente psicológico, aunque puede haber un origen físico. En las mujeres, la dificultad en la lubricación, algunas desconocen que hay lubricantes o les da vergüenza admitir que los necesitan», indicó la psicóloga.
Entre las patologías que pueden afectar a ambos en su desempeño sexual, destacan la diabetes, inflamación de la próstata y las enfermedades de transmisión sexual. También, la inconformidad con la pareja, la falta de comunicación, la vergüenza de hablar sobre sexo y el no querer variar por temor a la opinion de la pareja.
¿Cuándo se debe ir al sexólogo?
«En cualquier momento, siempre que haya ansiendad, insatisfacción o necesidad de renovar en una relación de muchos años. Conversar frente a un profesional neutral para romper estructuras y modificar conductas, ayuda y mucho», afirmó Marín.
Socialmente, el hombre cree que siempre debe tener el mejor desempeño, porque se le ha enseñado erróneamente que debe estar siempre dispuesto y complacer a muchas, lo que genera gran ansiedad, indicó.
Sexo bueno, sexo malo
No hay prácticas sexuales buenas ni malas, sino adecuadas. A veces, las mujeres permiten actos que no le agradan por mantener a la pareja, cuando más bien debe haber acuerdos para que el contacto sea agradable, sostuvo.
Por otro lado, la mujer está todavía muy pendiente de lo que es mal visto, del patrón familiar y el qué dirán, al momento de hacer uso de su libertad. Son errores de concepto. En su experiencia -señaló- la religión, por ejemplo, marca una predisposición y muchas van a consulta movidas por la autocrítica, no a desinhibirse, sino a que le ayuden a acallar sus instintos.
El mito de que en la vejez no hay sexo
Eso no es más que un mito -dijo- hay que aprovechar otras prácticas placenteras que no implican el coito. Existen técnicas de focalización, donde los cuerpos se encuentran sin penetración y ambos pueden tener respuesta. Igualmente, hay prácticas de sexo oral. Debemos liberarnos de la culpa, porque el sexo forma parte de la salud y es una necesidad básica.
«Un profesional puede intervenir en esas estructuras de creencia: no debo experimentar, ya para qué si siempre es igual, no tengo edad para eso o es vergonzoso. Cuando reestructuramos cognitivamente, enseñándoles a pensar con base a la realidad -porque no son más que patrones disfuncionales en pensamientos irracionales que forman parte de miedos y frustraciones- es posible cambiar y tener una sexualidad sana y placentera», finalizó la especialista. (CNP 16.100)