Principales Sucesos

Expertos aseguran que la violencia contra la mujer suele dar sus primeros pasos en el noviazgo

Acarigua.– Las conductas de control, los celos normalizados y las agresiones emocionales constituyen señales tempranas que, con el tiempo, pueden transformarse en patrones de abuso más graves. En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, especialistas advierten que identificar estas primeras manifestaciones es clave para romper el ciclo antes de que escale.

Aunque a menudo permanece oculta bajo la idea romántica del “amor” o la intensidad juvenil, la violencia en el noviazgo constituye una de las expresiones más silenciosas —y frecuentes— de la violencia de género.

De acuerdo con organizaciones y colectivos dedicados a la defensa de los derechos de las mujeres, estos primeros indicios suelen manifestarse como control del tiempo, rutinas y amistades, invasión de la privacidad, chantaje emocional y conductas posesivas que suelen justificarse como preocupación o cariño.

En la conmemoración del 25 de noviembre, fecha dedicada a visibilizar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, especialistas subrayan que la prevención debe comenzar mucho antes: en las relaciones afectivas tempranas, donde se construyen —o se quiebran— los modelos de respeto, autonomía e igualdad.

Portuguesa cerró el 2024 con cuatro femicidios y, hasta la fecha, en 2025 se contabilizan dos, según cifras oficiales. Sin embargo, en la población de Píritu, municipio Esteller, familiares de una joven que apareció muerta en agosto han pedido a las autoridades investigar las circunstancias de su deceso. Alegan que existen pruebas de que era víctima de violencia por parte de su pareja. El caso fue investigado y quedó registrado como un suicidio.

De los siete femicidios ocurridos en la región en los últimos dos años, según registros de medios digitales —datos confirmados con familiares— cinco de las víctimas tenían menos de 25 años y sus agresores eran sus parejas. Hoy las recordamos para no olvidar y para que no haya impunidad.

Las víctimas: un espejo

El cuerpo de Yetzimar Carolina Piñero Valladares, una joven de 18 años, habitante de Palo Alzado (municipio Sucre), fue localizado sin vida la tarde del sábado, 9 de julio de 2025, en el fondo de un barranco que da a la quebrada de Las Rosas.

Yetzimar Carolina Piñero Valladares

El director nacional del Cicpc, Douglas Rico, informó el martes, 12 de agosto, que el femicidio fue esclarecido. Señaló que el presunto autor del hecho es Eduar Alexis Algomeda Ramos, de 21 años, quien se encuentra detenido y bajo custodia del Ministerio Público. Yetzimar mantenía una relación sentimental con él. El hombre la obligó a mantener relaciones sexuales y, posteriormente, la asfixió con sus manos antes de arrojarla por un precipicio, luego de que la joven le pidiera terminar la relación.

Cuatro meses antes, el 9 de marzo, fue asesinada una adolescente de 15 años, identificada como E.C.R.G. Su cuerpo fue hallado dos días después en la comunidad de Camburito, Araure. A través del programa “Cicpc al Día”, Rico indicó que por este caso fue detenido Leonardo José Arape Ávila (21), novio de la joven, quien la estranguló. El cuerpo también presentaba aplastamiento del cráneo, a consecuencia de un golpe con una piedra.

El otro caso de 2025 ocurrió el 24 de agosto. La víctima, de apenas 17 años, identificada como G.J.P.N., apareció ahorcada en la vivienda de su pareja. Familiares y amigos protestaron en las calles de Píritu, municipio Esteller, exigiendo claridad en la investigación, pues aseguran que existen pruebas de que la adolescente era maltratada física y psicológicamente.

En diciembre de 2024, una joven de 20 años fue asesinada a puñaladas por su pareja al amanecer del martes 10, en el caserío Cardenillo, parroquia Uveral (municipio Esteller). La víctima, identificada como Yuleidy Yulieth Manzano Martínez, ama de casa, quedó tendida en la entrada de su residencia.

María Paula Azuaje Amaro

Asimismo, la madrugada del lunes, 1 de julio, fue hallado enterrado, en una zona enmontada del caserío Las Tinajitas (municipio San Genaro de Boconoíto), el cadáver de María Paula Azuaje Amaro, joven cajera de 22 años. Las investigaciones del Cicpc determinaron que el crimen fue perpetrado por su novio, Junior Adrián Pantaleón Guaicara (23), quien confesó el hecho mientras era interrogado por la desaparición de María Paula, la cual él mismo había reportado. El femicidio ocurrió en la residencia de la joven, ubicada en el sector 2 de la urbanización La Comunidad, en Guanare.

Una vida libre de miedo y abuso

En Portuguesa existen organizaciones como la Asociación Civil Gurrufío y la Red de Mujeres Constructoras de Paz de Portuguesa, impulsadas por la activista de derechos humanos María Teresa Piñero Suárez, que trabajan delicadamente en la promoción de la No Violencia.

“La fecha que hoy nos convoca es un recordatorio constante de la exigencia por garantizar que mujeres y niñas vivan una vida libre de miedo, abuso y discriminación”, señala Piñero.

Una crisis silenciosa

Piñero advierte que en Venezuela la violencia contra la mujer representa una grave crisis de derechos humanos, “agudizada en medio de la emergencia humanitaria compleja”. Señala que las estadísticas y el trabajo de diversas organizaciones revelan un panorama alarmante respecto a la forma más extrema de violencia: el femicidio.

María Teresa Piñero, defensora de los Derechos Humanos y presidenta de la Asociación Civil Gurrufío

También destaca que los noviazgos violentos son la antesala dentro de este ciclo y constituyen un factor determinante para prevenir futuras situaciones de violencia basada en género.

Referentes como el observatorio Utopix reportaron en su informe de agosto de 2025 un total de 106 femicidios consumados, 28 en grado de frustración y 9 de venezolanas en el exterior.

“Estos son datos cruciales para visibilizar la prevención y, a su vez, impulsar un abordaje integral desde campañas educativas y formativas. En muchos casos, la impunidad exacerba la problemática, y allí es fundamental el trabajo articulado entre la familia, el Estado y los activistas. Destaco el rol del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) y la Red Naranja, por su labor de monitoreo y documentación de casos, lo que subraya la necesidad urgente de políticas efectivas de protección, acceso a la justicia y reparación integral para las víctimas y sus familias”, afirma.

La mujer como constructora de paz

Asegura que, en este contexto de vulnerabilidad y violencia, el rol de la mujer venezolana como constructora de paz adquiere un valor determinante. Es una agente activa de cambio mediante la promoción de la No Violencia y la articulación del tejido social, liderando espacios de diálogo, reconciliación y cohesión comunitaria en entornos polarizados y fracturados.

“Además, exige justicia y rendición de cuentas, utilizando la documentación y la denuncia como herramientas pedagógicas. También se moviliza para que los crímenes de género no queden impunes, defendiendo los derechos humanos y brindando apoyo, refugio y acompañamiento a otras mujeres en situación de riesgo”, agregó sobre el rol de mujer como constructora de paz.

Piñero destaca que la AC Gurrufío se mantiene activa a través de diversas acciones: foros de sensibilización, talleres de empoderamiento, y acompañamiento directo y especializado a víctimas. “Nos movilizamos activamente para contribuir a disminuir este flagelo social, demostrando que la sociedad civil organizada es un pilar fundamental en la erradicación de la violencia machista”.

Por Mariangel Moro Colmenárez (CNP 25.482)

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