Un equipo internacional de astrónomos observó por primera vez una galaxia que dejó de formar estrellas de forma repentina hace más de 13.000 millones de años. Este hecho la convierte en la más antigua de este tipo observada hasta la fecha.
El hallazgo, que recoge este miércoles la revista Nature, se basa en las observaciones del telescopio espacial James Webb y podría ayudar a los astrónomos a comprender cómo y por qué las galaxias dejan de formar nuevas estrellas y si estos mecanismos han cambiado a lo largo de los años.
Una galaxia que vivió deprisa
Los investigadores, entre los que se encuentra Santiago Arribas del Centro Español de Astrobiología (CAB), creen que esta galaxia podría «haber vivido deprisa y muerto joven». Es decir, haber formado estrellas de forma muy rápida y dejar de crearlas con idéntica rapidez. Esto es algo inesperado para una época tan temprana de la evolución del universo, cuando éste apenas contaba con 700 millones de años.
Sus observaciones y cálculos determinan que esta galaxia experimentó un corto e intenso periodo de formación estelar durante un periodo de entre 30 y 90 millones de años. Pero entre hace 10 y 20 millones de años antes del momento en que fuera vista con el telescopio James Webb, la formación estelar se detuvo repentinamente.
Además de ser la más antigua de su tipo observada hasta la fecha, esta galaxia tiene una masa relativamente baja. Aproximadamente la misma que la Pequeña Nube de Magallanes (SMC, por sus siglas en inglés), una galaxia enana cercana a la Vía Láctea, aunque la SMC aún está formando nuevas estrellas.
Otras galaxias apagadas del universo primitivo han sido mucho más masivas. No obstante, la mayor sensibilidad de Webb permite ahora a los científicos observar y analizar galaxias más pequeñas y débiles.
¿Apagado permanente?
Los científicos no han logrado desvelar aún si el estado de «apagado» de esta nueva galaxia es permanente o temporal. Tampoco cuál fue la causa de que dejara de formar nuevas estrellas.
«Los primeros cientos de millones de años del universo fueron una fase muy activa, en la que las nubes de gas colapsaban con gran facilidad para formar nuevas estrellas», explica uno de los autores, Tobias Looser, investigador del Instituto Kavli de Cosmología de la Universidad de Cambridge en un comunicado de esta institución.
«Las galaxias necesitan suficiente suministro de gas para formar nuevas estrellas, y, en ese sentido, el universo primitivo era como un bufé libre», agrega.
Francesco D’Eugenio, otro de los autores, explica que “podría darse el caso de que las galaxias del universo temprano mueran y luego vuelvan a la vida”, aunque es necesario seguir investigando para confirmarlo.
Los astrónomos buscan otras galaxias como ésta en el universo primitivo para demostrar su teorías de que efectivamente estas galaxias pueden volver a estar activas.
Cómo se forman las estrellas
Los investigadores no han visto, hasta un momento de evolución del universo más avanzado, que la formación estelar podía ralentizarse o detenerse por los distintos factores que privan a una galaxia del gas que necesita para crear nuevas estrellas.
Entre las causas que puede evitar la formación de estrellas estarían factores internos. Por ejemplo, un agujero negro supermasivo que puede empujar el gas fuera de la galaxia, haciendo que la formación estelar se detenga rápidamente.
Otro factor podría ser que la formación estelar consuma el gas del que dispone muy rápidamente. Y este no pueda ser repuesto con rapidez, provocando la inanición de la galaxia.
«No estamos seguros de que ninguna de estas hipótesis pueda explicar lo que hemos observado ahora con el telescopio James Webb». Así lo apunta, no obstante, el investigador Roberto Maiolino, otro de los autores.
Hasta ahora, se han usado modelos basados en el universo moderno para entender el universo primitivo. Y Maiolino insiste en que para comprender bien estos momentos más primitivos de evolución del universo puede que no sirvan modelos tan recientes.
EFE