El Servicio Geológico Colombiano (SGC) anunció el descubrimiento de restos fósiles pertenecientes a tres reptiles marinos que habitaron el antiguo mar interior del actual territorio colombiano hace millones de años.
Los hallazgos, localizados en los departamentos de Boyacá, Santander y Cundinamarca, incluyen dos géneros nuevos para la ciencia y registros inéditos en Suramérica, consolidando al país como un referente mundial para la paleontología.
Los ejemplares, cuya antigüedad oscila entre los 114 y los 89 millones de años, destacan no solo por su relevancia evolutiva, sino por su excepcional estado de conservación.
El “sumercé” de los mares antiguos
Uno de los descubrimientos más notables es una nueva especie de pliosaurio de hocico largo, bautizada como Boyacasaurus sumercei. El nombre científico rinde homenaje al departamento de Boyacá y a la expresión “sumercé”, distintiva del trato respetuoso en la región.
Catalogado a partir de restos de 114 millones de años hallados cerca de Villa de Leyva, este reptil presenta una proyección extremadamente larga en el hueso paraesfenoides del paladar.
Según Cristian Benavides-Cabra, jefe de investigaciones del Museo Geológico Nacional, esta singularidad lo separa de otros pliosaurios del Cretácico y plantea interrogantes sobre su posible parentesco con linajes mucho más antiguos.
Un reptil de ensueño y un pionero en Suramérica
En Lebrija, Santander, los investigadores identificaron al Oneirosaurus caballeroi, un mosasaurio cuyo nombre significa “reptil de ensueño”.
Con 89 millones de años de antigüedad, el fósil fue reconocido como un nuevo género y especie de mosasáurido plioplatecarpino, destacando por la integridad de sus restos.
Finalmente, en el lecho del río Síquima, Cundinamarca, se recuperó un gran ictiosaurio tunosaurio de aproximadamente 110 millones de años.
Este hallazgo es particularmente significativo por ser el primer registro de este grupo para el período Albiano Superior en Suramérica.
Daniel Pomar, paleontólogo del SGC, subrayó que aunque Colombia posee un historial de ictiosaurios, todos los registros previos corresponden a eras mucho más antiguas, lo que llena un vacío crucial en el rompecabezas de la biodiversidad prehistórica.
Estos estudios, según los expertos, no solo amplían el patrimonio paleontológico nacional, sino que demuestran que las tierras altas del centro de Colombia guardan la memoria de un ecosistema marino que aún tiene mucho por revelar.
EFE

