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La NASA logró traer por primera vez a Tierra la muestra de un asteroide

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Escrito por Redacción

Por primera vez en su historia, la Administración de Aeronáutica Espacial, la NASA, logró traer a la Tierra una muestra de un asteroide, que los científicos esperan proporcione información única sobre el origen de la vida y sobre la formación del Sistema Solar hace unos 4.500 millones de años.

En medio de una gran expectación, la cápsula de la NASA que contiene las muestras del asteroide Bennu aterrizó el domingo 24 de septiembre en el desierto de Utah (Estados Unidos), poniendo fin a un viaje de siete años.

Esta es la primera vez que la NASA, la agencia espacial de EE UU, consigue traer a la Tierra las muestras de un asteroide. La Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) logró recuperar restos de asteroides en 2020, pero se trató de una cantidad mínima, no mayor que una cucharadita de polvo y rocas.

La misión de la NASA, bautizada como Osiris-Rex, espera haber recolectado 250 gramos de restos del asteroide Bennu, aunque los científicos no lo sabrán con certeza hasta que abran la cápsula dentro de dos días, detalló la agencia de noticias EFE.

Los detalles de la misión

Lucas Paganini, científico argentino de la NASA, indicó que Bennu contiene moléculas que se remontan a la formación del Sistema Solar hace 4.500 millones de años y que podría arrojar luz sobre preguntas que han intrigado a la humanidad durante siglos, como el origen de la vida y del propio sistema solar.

“Los asteroides son muy importantes porque son los desechos de cuando se formaron los planetas 4.500 millones de años atrás. Son como cápsulas del tiempo, equivalentes a fósiles de dinosaurios que nos permiten saber qué estaba ocurriendo hace millones de años. Con nuestra misión, estamos viajando miles de millones de años atrás en el tiempo”, explicó Paganini a EFE.

Los científicos creen que esas moléculas podrían haber llegado al planeta Tierra a bordo de meteoritos y, por tanto, analizar la composición de Bennu les servirá para comprobar esa hipótesis y esclarecer qué papel podrían haber jugado los cuerpos celestes en el origen de la vida.

Precisamente, los científicos eligieron Bennu porque es relativamente rico en moléculas orgánicas y, además, posee una órbita conocida, lo que facilitó que la nave nodriza Osiris-Rex pudiera acercarse para tomar muestras.

Descubierto en 1999, se cree que Bennu se formó a partir de fragmentos de un asteroide mucho más grande tras una colisión. Mide medio kilómetro de ancho, aproximadamente la altura del Empire State Building, y su superficie negra y rugosa está llena de rocas grandes.

Además, existe la hipótesis de que Bennu colisione con la Tierra en 159 años y, aunque esta posibilidad es de solo un 0,057 %, esta misión de la NASA también serviría para ver cómo cambiar la trayectoria del asteroide si fuera necesario, comentó Paganini.

La NASA transmitió en directo el aterrizaje

El momento cumbre se produjo cuando se desplegó el paracaídas, de aproximadamente 81 por 50 centímetros, un paso crucial para reducir la velocidad de la cápsula y evitar que los restos del asteroide Bennu se estrellaran en el desierto de Utah.

“¡Bienvenida a casa!”, exclamó en ese momento Noelia González, del equipo de comunicaciones de la NASA y encargada de la retransmisión en español del evento.

“Se palpa en el ambiente la expectativa, la emoción, los nervios”, contaba González, mientras de fondo se podían escuchar los gritos de alegría del equipo de la NASA ante el éxito de la misión.

La cápsula ingresó en la atmósfera alrededor de las 8:42 hora local en Utah (14:42 GMT), viajando a una velocidad de 44.500 kilómetros por hora y enfrentando altas temperaturas, por lo que era clave que redujera su velocidad durante el descenso a la Tierra.

Cuatro horas antes de su aterrizaje, la nave nodriza Osiris-Rex liberó la cápsula en el espacio, a una distancia de exactamente 102.000 kilómetros de la Tierra y puso rumbo a otro asteroide llamado Apofis y que estudiará durante los próximos años.

Con la llegada a la Tierra de la cápsula, se pone fin a una aventura que comenzó en 2016 con el lanzamiento de la nave Osiris-Rex desde el centro de la NASA en Cabo Cañaveral (Florida).

Ahora, los científicos de la NASA llevarán la cápsula a una sala hermética, libre de cualquier otra molécula, en una base militar cercana, asegurando así que la muestra permanezca libre de contaminación.

El valor de la muestra radica en que no está contaminada por otras sustancias, lo que podría proporcionar información previamente desconocida. A menudo, los meteoritos contienen información útil para los científicos pero, al llegar a la Tierra, esta ya se ha visto alterada.

Con el fin de estudiar esta muestra en condiciones ideales, la cápsula será transportada el lunes 25 de septiembre en un avión hacia el Centro Espacial Johnson de la NASA en Texas, donde será resguardada en una sala exclusivamente destinada para su preservación.

EFE

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