Araure.- Diez adultos mayores de los inscritos en en el Programa de Atención Ambulatoria, han vuelto a ser recibidos para pasar el día, comer y compartir con los ancianos residentes del Centro de Servicio Social Residencial «Gral. Jose Antonio Páez», ubicado en Araure.
Así lo dio a conocer el licenciado Hogwaldy Lucena, director de esta institución en la que permanecen 35 abuelos que -pudimos constatar- están bien atendidos por el personal asistencial que allí labora, entre ellos: enfermeros, camilleros, camareros, terapeutas y cocineros.
«Hemos rescatado, este año, 10 personas de forma ambulatorias, después de haber suspendido el programa durante la pandemia y posterior a ella, para proteger a los adultos mayores residentes que no tienen contacto directo con el exterior, por lo que son muy vulnerables», indicó el director.
Quiénes pueden acogerse al programa
La Ley de Servicios Sociales exige una edad mínima de 60 años para el ingreso, tener una condición de pobreza extrema, situación de calle o abandono familiar comprobable.
«Después de recibir la solicitud, los visitamos y realizamos un ‘dossier’ fotográfico, y un informe social que enviamos a Caracas donde verifican los datos. Posteriormente, se le indican una serie de exámenes clínicos y es entonces cuando nos indicarán si es admitido o no», explicó Lucena.
En este centro hay una capacidad espacial para 60 adultos, pero también se requiere más personal para mantener una atención óptima a cada uno de ellos, sobre todo los que permanecen en cama por limitaciones físicas y mentales.
En este sentido, se valora mucho la colaboración que, a su vez, prestan los abuelos que aún son útiles y hacen labores de horticultura, limpieza y entretenimiento, con la que además se mantienen activos. Asimismo, comparten actividades lúdicas, recreativas, hay conversatorios y charlas.
Una familia
Lucena tiene 23 años en el geriátrico y lleva ya 9 años como director. En este sentido, reconoció la entrega del personal diciendo que después de tantos años los residentes son parte de su familia. «Yo entré muy joven y tengo la mitad de mi vida aquí», señaló
Afortunadamente, no está solo porque hay muchas empresas, fundaciones e iglesias sensibilizadas que colaboran con el geriátrico.
«El Instituto Nacional de Servicios Sociales (INASS) nos envía mensualmente pañales, medicinas, verduras y hay convenio con Mercal. También nos provee de camas y colchones. Gracias a Dios eso está cubierto», señaló.
Pero nunca está de más colaborar con sábanas, toallas, almohadas, implementos de limpieza y tocador, porque son los artículos que más usan aquellos adultos que no controlan esfínteres.
Y entre las necesidades estructurales que pudimos observar, están las de corregir algunas filtraciones en las habitaciones y pintura general. Pero el mayor regalo que se les puede llevar a estas personas que por una u otra razón están sin su familia, es la compañía, llevarles alegría, porque si algo saben agradecer es el tiempo que nosotros podemos dedicarles eventualmente.
¡El personal hace una gran labor y vaya para ellos nuestro reconocimiento!
(CNP: 16.100)