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Flor Alida Bravo, la pintora de las flores y las vírgenes

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Escrito por Beatriz Quintana

Orlando.- La pintura y la fe religiosa se han entrecruzado a través de los siglos, dando como resultado las obras de arte más importantes y admiradas por el ser humano. Genios y aprendices exponen su creencia religiosa, recreando escenas bíblicas o las figuras iconográficas que han sido reproducidas una y otra vez, en seguidos intentos de acercarse a lo divino. 

Entre estas imágenes, creadas para inspirar y fortalecer la fe a través de la devoción pública y privada en iglesias o entornos domésticos, las más famosas se exhiben en las galerías del mundo entero que, afortunadamente, pueden visitarse de manera virtual y sin costo alguno, con narración y traducción, inclusive con animación inteligente de los cuadros más emblemáticos.

Un artista casi siempre es identificado por su creación más hermosa, aunque no sea la única. Es el caso de la pintora Flor Alida Bravo de Troconis, con sus estampas religiosas de gran formato, intervenidas llamativamente, y sus flores.

Sus cuadros han sido exhibidos en muestras colectivas y premiadas en muchas ocasiones, no solo en Portuguesa, (Venezuela), porque muchas de ellas se conservan en hogares de venezolanos migrantes, en diferentes países.

Actualmente, se dedica con exclusividad a la pintura en Orlando, Estados Unidos, donde vive desde hace años, lugar en el que se ha venido abriendo paso y dando a conocer en el difícil mundo del arte y de las pequeñas galerías norteamericanas, aunque para esto tenga que diversificar su pintura hacia otros temas.

Recientemente, Flor recibió un reconocimiento por la obra que actualmente exhibe en una colectiva de la galería City Hall, en Kissimmee.

Sus cuadros han sido exhibidos en muestras colectivas y premiadas en muchas ocasiones.

Familia de artistas 

Nació en Barquisimeto, estado Lara, el 17 de marzo de 1953, pero ha vivido y desarrollado su obra en Araure, admirada por sus pinturas de paisajes, flores, mujeres afroamericanas y, especialmente, por sus coloridas vírgenes y santos.

La pintora y artesana mostró sus habilidades desde muy pequeña, secundada por sus hermanos, también pintores, Cecilia y Duilio Bravo, y aunque no tuvo una formación académica en el arte, y solo recibió orientación de artista locales, con pasión ha dedicado su vida a los pinceles y el color.

«Siempre tuve inquietud por la pintura. Mis cuadernos estaban llenos de siluetas y de flores.  Mi mamá fue una mujer muy creativa y mi papá mi mayor admirador, el que guardaba mis cuadros», indicó.

Además de la pintura sobre lienzo, también trabajó la arcilla, pintaba las pequeñas figuras y creaba piezas de bisutería y orfebrería.

La pintura ha sido, sobre otras formas de artesanía, su gran interés, por lo que poco a poco se fue introduciendo entre los artistas locales, participando en todas las exposiciones municipales y privadas.

«He tenido la suerte de que mis cuadros han gustado mucho, varios de ellos ocupan lugares importantes en las casas de migrantes en Colombia, China, Europa y, por supuesto, en Estados Unidos», explicó.

Recientemente, participó con dos de sus obras, en una exposición dedicada a la naturaleza, en Colombia, con gran reconocimiento por parte del público.

«He pintado bodegones, paisajes. Me encanta pintar flores, bambú y las figuras afroamericanas, pero las madres de los amigos de mis hijos me empezaron a pedir imágenes y yo me dice: ¿Porque no voy a pintar mis virgencitas? ¡Y ha sido un éxito! Tomé inspiración de las pequeñas estampitas, representándolas en grandes formatos e interviniéndolas con encajes y pedrería», expresó.

En Estados Unidos, el párroco José Palmar le solicitó una pintura especial para una nueva iglesia. Flor estaba feliz de complacerlo. 

-Pinté para él un cuadro del Dr. José Gregorio Hernández, tan grande que casi no cabía en mi apartamento, confesó.

Flor recibió reconocimiento por la obra que actualmente exhibe en la galería City Hall.

Con sus hijas 

Flor alternaba en Venezuela, la pintura, la bisutería y la venta de accesorios en una boutique-estudio que creó en un conocido centro comercial araureño y cerró para emigrar.

«Primero se fue Flore y luego Aurorita. Jorge Luis, mi hijo, permanece en Venezuela. Por la situación del país y, sobre todo, por mis hijas y nietos, tomé la decisión de venirme y aquí estoy tranquila», dijo.

-Yo disfruté mucho de compartir con los artistas locales, también de Barquisimeto y Valencia; mis cuadros se vendían todos. Cuando eso pasa siento que es el mayor premio que puedo recibir. Hay gente que me dice: «hágame lo que usted quiera, lo que yo quiero tener es su firma», y no te imaginas lo feliz que me siento.

En Orlando 

Durante los seis años que lleva en Orlando, Estados Unidos, no ha dejado de pintar e intentar colgar un cuadro suyo en alguna galería y mostrar lo que hace con tanto amor, pero eso no había sido posible, hasta el 2024.

«Yo iba una y otra vez para ofrecerlos, hasta que, por fin, en 2024 me dieron la oportunidad y ahora  me llaman para participar. Paso a paso, me doy a conocer, inclusive, por las autoridades de las instituciones», declaró emocionada.

Ha publicado en varias galerías y vende sus obras en privado. Actualmente, tiene cuadros exhibidos en la City Holl de Kissimmee, donde el 13 de marzo recibió un reconocimiento. 

«En esa nueva etapa estoy muy feliz, porque el gremio de los artistas plásticos es muy cerrado; yo tengo paciencia, ahí voy metiéndome de a poco», afirmó.

Los santos 

Ella ha pintado diversas vírgenes: Coromoto, Perpetuo Socorro, Divina Pastora, santos y al mismo Nazareno, y cuenta que mientras los pinta —sobre todo si es por encargo— les reza y les encomienda: «Si está gente te necesita en su hogar, acompáñalos y pórtate bien con ellos».

«Es la primera vez que hablo sobre cómo les transmito mis sentimientos y mis ruegos a cada cuadro para que ilumine el lugar donde van. Hace poco, pinté dos para un amigo de mi hija: una Virgen de Guadalupe y un Corazón de Jesús. Él, la ha llamado para contarle que se le quemó su casa y lo único que sobrevivió fue ese Corazón de Jesús, a pesar de que la pared estaba en llamas. Es algo que eriza el cuerpo», agregó.

Les encomienda: «Si esta gente te necesita en su hogar, acompáñalos y pórtate bien con ellos».

Nueva exposición 

La artista ya empieza a proyectar una exposición individual en Orlando y desea que se haga en una institución del Estado, más que una galería privada. Ese es su nuevo sueño.

«Mis hijos y la pintura llenan mi vida. Sigo trabajando en lo que me gusta y eso me hace feliz», concluyó Flor. (CNP 16.100)

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