IAcarigua.- El pasado 5 de noviembre se celebró el Día Internacional del Payaso, un oficio poco reconocido, pero que ha sido enaltecido por el gran corazón de quienes lo ejercen y por el aplauso de los niños.
El payaso lleva siempre una máscara. Detrás de ella hay una razón emotiva que lo impulsó a tomar la decisión de transformarse en un personaje que se iguala al nivel de un niño, para llevarles ilusiones y alegría, ya sea en circos, fiestas, hospitales o espectáculos callejeros. Este oficio exige habilidades de comedia, expresión corporal, manejo del público, psicología y mucha sensibilidad.
En Acarigua y detrás del maquillaje del payaso “Yiyo”, vive Iván Antonio Sanguino Pineda, uno de los de mayor trayectoria en esta actividad circense, poco valorada en su verdadera dimensión, porque solemos ver solo la superficie.

Iván Sanguino es el creador de “Yiyo” el payaso.
Sanguino ha perfeccionado su personaje de “Yiyo” no solo con estrategias teatrales, sino también con estudios académicos específicos para personas con discapacidades auditivas, y hace un trabajo interesante y excepcional para llegar a esos pequeños que, como él mismo, tienen dificultades para escuchar.
El payaso es un integrador social. Su trabajo es llevar alegría, entusiasmo, esperanza, porque más allá de hacer reír, un payaso puede tener un impacto social positivo, sobre todo en personas con situaciones difíciles.
Sensibilizado y siendo parte de ese mundo distinto, su personaje y sus actuaciones van dirigidas a aquellos que, como él, no pueden escuchar bien o son diferentes y especiales.
Para desarrollar su actividad y con el firme propósito de suavizar el impacto de inserción de niños sordos a la escuela y la sociedad en general, se graduó como técnico superior universitario en Educación Especial y luego como licenciado en Cultura Sorda. Se ha especializado en marketing, psicología del payaso, magia para fiestas, maquillaje y vestuario, y lenguaje de señas venezolana.

Ha creado la Fundación Manos con Manos, en Acarigua.
“Yiyo”
Ivan Antonio nació en Acarigua, el 17 de junio de 1972. El teatro le llamó la atención desde niño y, junto a sus compañeros de clases, organizaba pequeñas obras.
Comienza haciendo teatro en la comunidad de Altamira, en los años 80′. Estudió en el Liceo 5 de Diciembre, Araure, donde se inicia como payaso. En 1990 hace un curso sobre esta actividad en la Alcaldía de Páez, conoce a los payasos “Pelotica” (se une a su club) y a Carlos Delgado, conocido como “Pastelito”.
En 1993, trabajando en la Dirección de Prevención del Delito, en el área social, se crea un programa de orientación en las comunidades, en el que a través de “sketch” (escenas breves y divertidas) se hablaba sobre el uso nocivo de drogas, valores y familia. Él aprovecha sus capacidades histriónicas para crear lazos emocionales con ese público especial.
Eso le impulsa a seguir desarrollando su personaje y en Barquisimeto, con el payaso “Miguelín”, aprende sobre maquillaje y vestuario, y entra, definitivamente, junto a “Tablón”, “Mascarilla” y “Minino”, al Circulo de Payasos del estado Lara.
“Me inicio con el objetivo de alertar y prevenir actividades no convenientes en niños y adolescentes, pero luego doy rienda suelta a la actividad artística formalmente, como payaso, con la población neurodivergente. Soy una persona con discapacidad auditiva, y se me hizo muy difícil adaptarme socialmente, porque vivimos en un mundo donde hay mucha discriminación”, explicó.
“Un payaso debe, no solo tener talento, también tener nociones de psicología y pedagogía”, afirmó.
Manos con manos
Después de la época de la pandemia en el año 2021, crea la Fundación Manos con Manos para apoyar y enseñar a jovenes con discapacidad, y a aquellos que desean incursionar en la actividad circense, enseñándoles sobre actuación, maquillaje y actividades recreativas propias del personaje.
En su sede, ubicada en la calle 32 entre avenidas 33 y 34 de Acarigua –diagonal a la sede del Cicpc– la Fundación Manos con Manos, en Acarigua, se dedica a defender los derechos de las personas sordas, ofrece clases de Lengua de Señas Venezolana (LSV), cursos regulares, en niveles básico, intermedio y avanzado, y planes vacacionales.
Profesional
Un payaso profesional es un artista del entretenimiento que utiliza maquillaje, vestuario colorido y gestos exagerados para provocar risas y emociones en el público. Su actuación se basa en la comedia, la improvisación y la interacción con la audiencia, desarrollando técnicas teatrales y creando personajes, lo que le permite desempeñarse en diversos espacios como circos, eventos privados, hospitales y espacios al aire libre.
En el 2022, en medio del Congreso de Payasos de Mérida, recibió honores y medalla en su Primera Clase por parte de la Alcaldía del municipio Libertador, como ciudadano meritorio por sus años de trayectoria profesional. En 2023, en el I Congreso Internacional de Payasos, realizado en Barquisimeto, fue reconocido con el tercer lugar en maquillaje y vestuario.
“Como parte del gremio de payasos tenemos muchas propuestas, pero se hace necesario reforzarlo, y dar mayor visibilidad a la importante labor social y pedagógica que realizamos”, indicó Iván.
El arte de hacer reír es una profesión que requiere talento, creatividad y dedicación. Un payaso profesional no solo entretiene al público con su humor, sino que también transmite emociones y crea experiencias inolvidables a través de su actuación.
-Necesitamos recuperar el arte, la actuación y el encanto del payaso que infunde alegría. En los años 90′ se contrataban grupos de hasta 10 payasos. Hoy en día a las fiestas llevan atracciones con inflables o brinca-brinca, actividades recreativas y a la parte artística no se le da importancia.
“Lamentablemente, también tiene su lado negativo, porque tenemos que enfrentar a la industria cinematográfica que presenta payasos diabólicos, psicóticos, que infunden terror y muchos padres evitan contratar payasos”, expresó.

Un payaso debe actuar, cantar, hacer reír, enseñar y emocionar al público, durante varias horas en una fiesta.
-Mi personaje es un payaso alegre, con dinamismo, de corazón bondadoso. Llevo tres generaciones, casi 40 años, ofreciendo mi arte a los niños, y cada actuación, es tan emocionante como la primera vez.
Puesta en escena
El payaso de circo –dijo– tiene una rutina corta. A los payasos de fiesta se nos exigen tres horas de actividades, y tenemos que tener rutinas extensas, no repetirlas, hacer shows completos bailar y cantar. El escenario de un payado es la también la calle y las comunidades.
“Estuve un tiempo llevando mi actuación a la plaza ‘El Indio’, pero no tenemos el apoyo público ni privado para mantener estas actividades colectivas y gratuitas, que me fascinan”, añadió.
Iván y otros payasos quieren trabajar en equipo porque la idea es formar nuevas generaciones.
-Con “Pastelito” hice programas infantiles de radio y televisión; eso también se ha perdido, afirmó.
Para trabajar con niños, como payaso –agregó– hay que tener psicología y pedagogía. Actualmente, es difícil. Tenemos que enfrentar las tecnologías porque los padres les entregan tablets y teléfonos a los niños en medio de nuestras presentaciones y se les hace difícil integrarse.
Más alla del ahora
“Yiyo” tiene muchos proyectos. Hay que renovarse, cambiar rutinas, hacer talleres de técnicas escénicas, de maquillaje. Unirse con los payasos de los estados vecinos Lara, Cojedes y Barinas, es uno delos objetivos más urgentes, según indicó.
“En Acarigua tenemos la Casa del Payaso y seguiremos intentando que nos apoyen para crear la Escuela Municipal del Payaso. Continuaremos dictando talleres, no solo del personaje, sino también de ética y sensibilización, porque ser payaso no es solamente maquillarse, y hay mucho de eso ahora”.

La población neurodivergente es su prioridad.La población neurodivergente es su prioridad.
-En los congresos también se aprende. Yo he llevado mis talleres de adaptación con juegos y dinámicas para niños con discapacidad o neurodivergentes, porque algunos de ellos, también quieren ser payasos profesionales, determinó Iván (CNP 16.100)


