Araure.- La dolarización, la apertura de fronteras y la liberación de precios tomando como referencia los montos internacionales, representaron un incentivo a los productores, reflejándose en los años 2021, 2022 e, incluso, en el 2023, con importantes cifras de producción.
Así lo afirmó Nerio Naranjo, profesor titular de la Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado (Ucla), al asegurar que las reglas claras estimulan la inversión y la actividad productiva.
“Hay una situación bien clara, al pasar de una economía estatizada y regulada a una economía abierta y liberada. Eso es un salto cualitativo que obliga al productor como gerente agrícola a acomodarse y readaptarse”.
Sin embargo, a pesar de estos tres factores estimulantes, reconoció que en el país existe una realidad estructural que genera una serie de demandas superiores, como la escasez de combustible, situación institucional de permisología, inseguridad y las irregularidades en el servicio eléctrico.
“Es una subida cuesta arriba para lograr la competitividad mínima necesaria, pero el tema de liberación de precios sí representa un incentivo al productor. Lo que pasa es que hay que vencer los problemas estructurales”, dijo.
Continuidad
Naranjo, exdecano de Agronomía de la UCLA, manifestó que en el mundo y particularmente en Venezuela, hay una crisis de generación de relevo.
La agricultura -continuó- es un negocio a largo plazo. El productor apuesta por una continuidad y eso lo garantiza es la generación de relevo, que se ha visto debilitada por el urbanismo y la migración.
«El productor se ha dedicado operativamente a dedicar a resolver sus crisis y coyunturas de cada ciclo y ha abandonado ese plan a largo plazo. Debemos como país, crear identidad con la actividad agrícola, ofreciendo formación de recursos calificados», aseveró. (CNP 18.050)
