Unos 7,7 millones de venezolanos han dejado su país desde 2014, según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes -integrada por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones-; una cifra que, no obstante, el Gobierno reduce a unos dos millones.
La mayoría de los migrantes venezolanos se han asentado en el continente americano, principalmente en países como Colombia, Brasil, Argentina, Chile o Canadá, pero también hay una creciente cifra de ciudadanos que emprenden la aventura de llegar hasta Estados Unidos, a cualquier precio.
En lo que va de año han atravesado la peligrosa selva del Darién, frontera natural de Colombia con Panamá, más de 216.000 migrantes. La mayoría son venezolanos que buscan llegar a Estados Unidos o Canadá en procura de mejores condiciones de vida. Durante el 2023 fueron más de 520.000, una cifra inédita, según datos del Servicio Nacional de Migración de Panamá.
Los migrantes justifican su éxodo en la falta de trabajo formal, la precariedad de los servicios básicos y la difícil situación económica. Aunque también hay quienes, a pesar de las dificultades, han decidido regresar. A las puertas de los comicios presidenciales en Venezuela, el dilema de emigrar o retornar cobra fuerza.
Según el último estudio publicado por Frequency 58 de la encuestadora ORC Consultores, entre el 12,5% y el 18% de los venezolanos afirman que se irían del país en un plazo de seis meses en caso de que no gane el candidato de su preferencia en las presidenciales.
“El porcentaje de migración nos dice que se pueden estar yendo de 2,8 a 4 millones de personas sobre una población estimada de 25 millones de habitantes mayores de edad (…) Esta sería, en corto plazo, la ola migratoria más grande del país”, dijo a France 24 Oswaldo Ramírez, director de la firma.
Según la encuestadora, el perfil del potencial emigrante es una persona entre los 27 y 43 años de edad, de clase media baja o baja, no alineada políticamente y principalmente proveniente de la región occidental, que comprende los estados Zulia, Lara y Falcón.
Cuando se especifica la pregunta con el nombre del candidato, el sondeo arroja que el 5,2% se iría de Venezuela si el presidente Nicolás Maduro es derrotado y el 17% emigraría si pierde el abanderado de la oposición Edmundo González Urrutia.
«De repetir este gobierno, me iría»
Es el caso de Marianny Ivañez, de 37 años de edad, para quien el resultado de esta elección marcaría un giro significativo en su vida y en la de su familia.
«Se me han ido primos, tíos y amigos de la adolescencia, pero la que más me duele es la emigración de mi hermano. Haber estado lejos del crecimiento de mi sobrina ha sido fatal”, cuenta a France 24 mientras participa en un acto de campaña de la oposición, con la bandera tricolor a cuestas.
«Yo quiero ser mamá y no quisiera que mis hijos vivieran esta economía».
Para Marianny, los comicios del próximo 28 de julio significan una salida a la libertad y un progreso para el país. “Estudié administración de empresas, vas a buscar un trabajo y no consigues nada, más consigues desde la calle. Estamos ‘requetecansados’” (…) Queremos una economía digna donde podamos entrar a un supermercado y comprar lo que queramos”, añadió.
La mujer apuesta por estas elecciones como la última carta antes de pensar en vender su camioneta para poder pagar su pasaporte y comprar un pasaje sin fecha de retorno. “De repetir este gobierno me iría a Chile, donde está mi hermano o me iría a Australia, donde tengo un primo establecido. Yo quiero ser mamá y no quisiera que mis hijos vivieran esta economía”.
La ecuación también se muestra a la inversa. Asegura que su hermano, quien hace ocho años vendió los anillos de matrimonio de sus padres fallecidos para poder emigrar a República Dominicana, volvería a casa.
Los ‘yankis’ son «los responsables de todo»
En el centro de Caracas, bajo el edificio de la Asamblea Nacional, un jubilado de la administración pública que prefirió resguardar su identidad aguarda en la fila para recibir algunos productos de la cesta básica que otorga mensualmente el Gobierno de forma gratuita para contrarrestar los bajos salarios que imposibilitan el acceso a los alimentos.
En un país en el que el salario mínimo equivale a menos de 4 dólares y con los bonos que entrega el Gobierno llega a 130 dólares mensuales, la mayor parte de la población no puede costear una buena alimentación.
«A mí no me pueden venir con cuentos y mucho menos la extrema derecha, que como ya sabemos no va a trabajar para los que menos tienen».
El extrabajador manifiesta con orgullo que votará por la reelección del presidente Nicolás Maduro “porque es la esperanza de que el país va a prosperar”. Advierte que la otra parte (la oposición) “sería la perdición del país porque todo iría hacia los que más tienen y los que menos tienen van a ganar menos todavía”.
Al consultarle sobre las promesas de Edmundo González Urrutia y de María Corina Machado sobre un país en el que no habrá persecución y los empleados públicos serán bien remunerados contesta: “Mire joven, tengo casi 80 años y he oído bastantes promesas de los que han gobernado desde la época de Pérez Jiménez. A mí no me pueden venir con cuentos y mucho menos la extrema derecha, que como ya sabemos no va a trabajar para los que menos tienen; va a trabajar para los poderosos”.
Explica a France 24 que hoy le entregaron el combo proteico, que consta de cuatro kilos de carne, huevos, un kilo de queso “bien bueno” y “los famosos jamones areperos”. Sonríe al recalcar que “todo es completamente gratis”.
También recibe la bolsa CLAP, aunque reconoce que trae algunos productos de mala calidad. “Hay un producto parecido a la lenteja, que para comer eso hay que estar comiéndose un cable muy fuerte y no tener nada que comer. Pero eso se puede cambiar por otros productos o se le vende a gente que cría animales”.
Aunque acepta que el país está mal y que su jubilación se evaporó, no responsabiliza a la Administración de Nicolás Maduro; sino a los ‘yankis’. “Esos son los responsables de todo”.
Los que se aferran al país
En Venezuela, también hay quienes, independientemente del resultado, se aferran al país.
A sus 54 años, María Paredes dice no querer irse de Venezuela. María emigró en 2018 a República Dominicana buscando recursos para su madre, quien para ese entonces estaba enferma. Antes de poder regresar, su madre falleció. Su hijo Kevin emigró a Colombia cuando tenía 21 años de edad, debido a los bajos salarios y las pocas oportunidades en materia laboral. Seis años después está establecido en Argentina, donde trabaja como repartidor domiciliario. Durante todo este tiempo, María no ha podido verlo debido a la falta de pasaporte y las limitaciones económicas.
“Mis expectativas (sobre las elecciones) son muchas”; empezando por la economía. Necesitamos tener dinero en nuestros bolsillos, trabajar, para adquirir mejor calidad de vida”, dijo a France 24 durante la entrevista. Agrega con un tono esperanzador que su hijo podría regresar si se materializa un cambio de gobierno.
Mientras que para María y Marianny la crisis económica ha sido consecuencia de erradas políticas públicas, para Juan Carlos Rivas, profesor de la Universidad Experimental Simón Rodríguez, la culpa es de las sanciones impuestas por Estados Unidos.
“Nicolás Maduro ha hecho un esfuerzo titánico por apoyar al pueblo y el pueblo lo reconoce”, dice a France 24 durante un acto en respaldo al presidente.
El sondeo de la encuestadora ORC
Consultores también midió el impacto para los potenciales retornados. Según el estudio, al menos 20% de las personas con familiares fuera del país indica que, de producirse un cambio político, sus parientes estarían dispuestos a regresar.
Para la comunidad internacional, que sigue de cerca el desarrollo de los comicios presidenciales, estabilizar a Venezuela es primordial para frenar la migración, que ha afectado la columna vertebral de América Latina, convirtiéndolo en un problema para la región.
Los resultados del próximo 28 de julio incidirán directamente en los principales países receptores de migrantes venezolanos, que según cifras de la ONU, alcanzan los 7,7 millones de ciudadanos.
France24