Después de una espera de 95 días, Anthony Rivera, de siete años, salió de alta del Holtz Children’s Hospital en Miami. El niño fue la última de las 11 personas hospitalizadas a causa de una explosión de una embarcación en Fort Lauderdale durante el Día de los Caídos, el pasado 26 de mayo.
El incidente ocurrió cuando un bote Sea Ray de 39 pies, con 15 personas a bordo, estalló en llamas en el Intracoastal Waterway. El estruendo alertó a los testigos, quienes vieron cómo las llamas envolvían la embarcación y los pasajeros se lanzaban al agua. Los bomberos de Fort Lauderdale indicaron que la explosión se originó por vapores de combustible que se encendieron al intentar arrancar el motor.
El siniestro dejó un trágico saldo. El capitán de la embarcación, Joshua Fifi, de 29 años y padre de cuatro hijos, falleció. Mientras que Anthony, su madre Cassandra, y su hermano de cinco años, Kash, sufrieron graves quemaduras.
La familia Rivera tuvo un largo y difícil camino hacia la recuperación, con la madre dada de alta después de una semana y media y Kash el 21 de julio. Afortunadamente, según la abuela de los niños, Anthony sufrió quemaduras en el 80% de su cuerpo, mientras que su hermano en 40%. A pesar de las graves lesiones, ambos están respondiendo bien a los tratamientos.
La familia recibió un gran apoyo de la comunidad, y su regreso a casa es un alivio después de meses de lucha y esperanza en el hospital.
El Nacional
