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Jesús González, 50 años interpretando música latinoamericana por Venezuela y el mundo 

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Escrito por Beatriz Quintana

Acarigua.- Jesús González es un músico guanareño, de esos con los que sentarse a conversar y a cantar es una clase magistral, no solo por su increíble talento artístico, sino por su inagotable curiosidad de saber cómo podemos ser mejores individuos y ciudadanos del mundo, ofreciendo esos conocimientos para ser aplicados tanto en el área corporal y espiritual, como pedagógica, cultural y empresarial.

Su bagaje intelectual es tan amplio, como su sencillez y su maestría en la interpretación del cuatro, la guitarra y de la canción latinoamericana, que lo han llevado a representar a Venezuela en más de 25 giras por países europeos, latinos y centroamericanos, acompañando con su voz de barítono, sus instrumentos y su carisma, múltiples agrupaciones folclóricas regionales e internacionales.

Es licenciado en pedagogía con mención en Estética y Artes. Se especializa en Programación Neurolingüística (PNL), y masoterapia, anatomía y musicoterapia. Es lector asiduo, poeta, viajero frecuente y embajador cultural experimentado.

«La música para las personas es clave. Es el agua el que contiene la afinación perfecta, 440 hertz, o el LA natural, que todos tenemos al nacer. La explicación está en el vientre materno, porque cuando mamá nos portaba, al andar, el líquido amniótico producía la sensación de un oleaje. Por tanto, la música es el idioma universal», expresó.

Su filosofia de vida es el Humenarte o el arte de Ser humano, la capacidad de servir, el amor como fuente principal de energía. La música se usa hasta en la agricultura, porque es capaz de influir en el ADN de toda la naturaleza, como la manera perfecta -dijo Platon- de afinar el universo.

Jesús se inicia en la música en su adolescencia en 1974, después de escuchar una presentación de la Estudiantina «Antonio Torrealba» del Ateneo Popular de Guanare, presidido en esa época por el recordado profesor Rubén Darío Márquez. Jesús demostró habilidades artísticas sobresalientes y suple a su maestro, Moy Fuenmayor, en la cátedra de cuatro.

De Las Peñitas

Jesús de la Trinidad González Guzmán debe su nombre a su milagroso nacimiento, el 26 de enero de 1957, por haber toque de queda tras la caída de Marcos Pérez Giménez. Tenía 3 vueltas de cordón umbilical en el cuello y no pudieron salir al hospital, por lo que nació cianótico, con la ayuda de una partera.

«Como consecuencia tuve dificultades con mis cuerdas vocales, hasta que hice un proceso de hipnosis regresiva hacia el momento del alumbramiento. Nunca más, desde entonces, sufrí de disfonía e, inclusive, mi tesitura aumentó 2 tonalidades más», señaló Jesús.

Con humor relata que forma parte de una familia de 11 hermanos y, mientras 10 lloraban, él cantaba, aupado por su hermana mayor, María Teresa. La noticia de que quería ser músico no fue bien recibida por su mamá, pues asociaba esa afición a la vida bohemia, las noches de copas y la poca atracción por el trabajo formal.

Se inscribió en la estudiantina bajo la dirección de don Antonio Torrealba y nunca más abandonó la música.

Su voluntad prevaleció y se fortaleció su decisión cuando, en la época del golpe de Estado a Salvador Allende, en Chile, conoce un músico inmigrante -a quien alojó en su casa con toda intención- y en ausencia de sus padres recibió clases de música, con el maestro flautista Héctor Ramos, quien fue el director del Orfeón Universitario de la Unellez.

González formó parte de varias agrupaciones y hasta abrió su propia escuela de arte en Guanare. Decide -después de la muerte de su mamá- mudarse a Acarigua, donde se dedica a la Educación en la Escuela «General Páez» de Araure, combinada con la dirección del Coro Infantil de la Casa de la Cultura «Carlos Gauna» y la cátedra de cuatro, durante la dirección de Carmen Aurora de Monsalve. Asume, además, responsabilidades con la Extensión Universitaria de la Universidad Nacional Abierta. Dos años después, se va a Barquisimeto, para trabajar en el mismo departamento cultural, esta vez en el pedagógico.

En el año 1992 -y con dos años de casado- nace su primer hijo, (tiene 2) Jesús Alejandro, también músico y diseñador gráfico profesional.

Formación empresarial

Prosigue con sus ansias de ampliar conocimientos y se especializa en PNL y masoterapia integral. Paralelamente, se une como facilitador a dos empresas de entidad didáctica, en Valencia, que lo involucran con el área empresarial y de capital humano.

Fue colaborador de Odilia Betacourt y Asociados, con quien facilita cursos a Interalumina, Alcasa, Sidor, Guri, Minerven y la empresa eléctrica nacional.

«Mientras tanto, yo seguía formándome en musicoterapia y masoterapia integral con la Universidad Central de Venezuela, una experiencia de estudio muy importante, porque empiezo a vincular todo lo que yo sabía con los procesos de salud. Eso me llevó a estudiar anatomía en el Hospital de Barquisimeto y, además, solicité permiso en la Universidad de los Andes para poder entrar a las clases de Bioquímica, muy importante para entender los procesos de PNL. Seguí mi formación en el Instituto de Psicolingüística de Venezuela y todo esto me llevó a formar parte de empresas que trabajaban para el sector petrolero», explicó.

Musicoterapia

Explicó que la música es inherente al ser humano. Cada persona tiene, una tesitura y cada órgano del cuerpo tiene su afinación, y con la tecnología se puede medir la densidad, crecimiento o deformación de un órgano, a través de un ecosonograma.

«La música combina la parte acústica con las imágenes de la poesía y, detrás de cada canción, hay una historia. Por eso, nos llevan a través de la memoria, vinculando la emoción y los afectos. Siempre digo que todos somos músicos, porque todos tenemos afinación, ritmos y voz, somos ondas electromagnéticas, somos un instrumento musical. En este sentido, hay una serie de herramientas orientadas hacia el desarrollo humano. En las empresas, por ejemplo, los líderes generan sinergia o rechazo de acuerdo a su propia musicalidad. De la misma manera, se usa la oratoria y la proxemia que influye en la persona y su entorno».

Durante los años previos y de la pandemia, se certificó con Gustavo Enao, como spiker internacional para complementar su formación como coach empresarial. Desde entonces y hasta hoy, se dedica al libre ejercicio y la consultoría particular tanto en el ámbito organizacional como de salud sistémica.

Las giras y reconocimientos

«Todo esto lo combino con el placer de hacer música. Cuando aún estaba en Guanare y mi mamá era directora de cultura, en 1986, hice mi primer viaje a Europa; ya había estado en Ecuador y Colombia. De allí hasta el año pasado, he sumado 25 giras por el viejo continente: Italia, Francia, Portugal, España, Inglaterra y los países latinoamericanos», indicó.

Desde muy joven ha ganado diversos festivales y ofrecido infinidad de conciertos, comenzando con el Festival Internacional El Silbón, el Festival de Villavicencio en Colombia. Giró también por este último en 1983, con actores del Teatro Tempo, en un montaje donde fue el compositor e intérprete de la música. Posteriormente, volvió a Bogotá como concertista de cuatro.

También recibió reconocimiento de la Brigada 41 del Ejército en la ciudad de Valencia y la Orden «Guillermo Gamarra», por la Gobernación del estado Portuguesa.

«Los festivales son un listado enorme y dejaría muchos por fuera, pero recuerdo la participación en tres oportunidades en el Festival de los Pueblos del Mundo que se organiza en Huelva, España, ciudad donde está el Puerto de Palos, de donde salió Cristóbal Colón. Desde allí, giramos por gran parte de España e Italia, la isla de Cerdeña. Son muchísimos los festivales europeos y las ciudades visitadas. En Latinoamérica, a lo largo de Argentina, Perú, de Chile en donde compartí con el grupo Inti Illimani, en un concierto bellísimo en el Movistar Arena, de Santiago», explicó.

En los últimos años, ha estado ofreciendo consultorías y conciertos particulares y grupales. Por si fuera poco, ha escrito un libro filosofal, titulado «Una octava para la vida», que esperamos que esté disponible a finales de este mismo año y nos debe un concierto -que quedó inconcluso en 2023- cuando se fue a Portugal, su más reciente viaje a Europa.  (CNP 16.100)

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