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Las protestas contra la política de cero Covid se extienden en China

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Escrito por Redacción

Tras este suceso dramático la ola de protestas se ha desatado en todo el país. Desde el viernes se han organizado vigilias y protestas contra la política del cero Covid dinámico que lleva al país a mantenerse cerrado, con confinamientos, extensas cuarentenas, testeos masivos y control exhaustivo de los movimientos de los ciudadanos a través del escaneo de QR en todas las tiendas, medios de transporte e incluso parques.

Medidas que se mantienen prácticamente desde el comienzo de la pandemia en 2020 cuando no sabíamos nada sobre el desconocido virus. Además, el país presenta ahora cifras récord diarias de más de 40.000 infectados, aunque más del 80% son casos asintomáticos.

Por otro lado, las nuevas muertes sumadas en la última semana (después de casi dos años sin fallecimientos) son de personas mayores de más de 80 años y todas ellas con enfermedades subyacentes.

Jóvenes universitarios de Pekín, Shanghai, Xi´an, Chengdu, Guangzhou y Nanjing, hartos de los confinamientos y solidarios con Urumqi salen a las calles, organizándose en las cantinas de sus campus y portando hojas blancas en señal de censura. Mientras, ciudadanos enfadados se sublevan en sus comunidades o en estaciones de testeo. O bien, rompen las cintas y saltan las barreras que mantienen cerrados los parques de las ciudades.

La excepcionalidad de estas protestas también son la excepcionalidad de los gritos que salen de las gargantas de quienes protestan ¡Abajo Xi Jinping! ¡Abajo el Partido Comunista! ¡Queremos libertad!

El hartazgo y la furia por las desastrosas consecuencias que provocan víctimas humanas, además de efectos económicos, psíquicos y sociales, están llevando al país a un momento nunca visto en más de 40 años.

Las autoridades han respondido a las movilizaciones populares con detenciones, despliegue de fuerzas antidisturbios con tanquetas blindadas en las grandes ciudades y restricciones de movimiento para personas identificadas de participar en las protestas.

Además, los censuradores chinos han bloqueado toda noticia o vídeo que muestre las protestas, mientras los medios oficiales callan. En las calles de Pekín y Shanghai se ven vehículos inhibidores de señales para bloquear la conectividad a internet en zonas “calientes”.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos gubernamentales por imponer el silencio, imágenes y vídeos, e incluso coberturas mediáticas, han saltado a redes como Twitter e Instagram, visibilizando internacionalmente las protestas.

La obediencia y la paciencia de la ciudadanía china se está agotando, y podemos estar ante el germen de una protesta social masiva que genere realmente problemas al statu quo que pretende mantener el gobierno chino.

 

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