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Keidy Rodríguez, sobreviviente del cáncer de mama: “Llegó para sanar mi vida”

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Escrito por Beatriz Quintana

Acarigua.- Octubre es un mes en el que se da visibilidad mundial a una de las enfermedades que más vidas arrebata, sin distingo de género. Un mes que puede sentirse diferente para cada persona: algunas usan algo rosa para festejar asistiendo a eventos, otras lo viven discretamente y otras se sienten invisibles, incomprendidas y perdidas.

El cáncer de mama sigue siendo la principal causa de muerte oncológica en las mujeres en Venezuela. Se calcula que la mortalidad femenina por esta enfermedad se ubique en 3 mil 515 personas al cierre de 2023, con una incidencia que llegaría a 8 mil 691 casos, según los datos proyectados por la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV), incluidos en su informe.

Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 19 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, con el objetivo de crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a controles, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos. El 13 de este mismo mes, es el Día de la Concientización sobre el Cáncer de Mama Metastásico, reconocido a nivel nacional en los Estados Unidos.

Aproximadamente, el 30 % de los casos de cáncer de mama en estadio temprano, hacen metástasis con el tiempo (el cáncer se esparce a otras partes del cuerpo alejadas de la mama), según la información proporcionada por la Breastcancer.org.

Por esta razón, hoy quisimos contar la historia de Keidy Josefina Rodríguez, una sobreviviente de cáncer de mama que encontró en la enfermedad la razón para sanar su modo, no solo de vivir sino de sentir, como la mujer completa, vibrante de cuerpo y alma que ha despertado, después de haberse realizado una mastectomía unilateral.

Keidy, de 47 años y madre de 2 hijos, afirmó que se siente “bendecida” y es por eso que cambió radicalmente su vida, para vivir su segunda oportunidad, aprovechando cada minuto de su tiempo.

Keidy Josefina Rodríguez, tiene 47 años y es madre de dos hijos

«Antes del cáncer, llevaba una vida desordenada, en todos los sentidos. Todo eso ha cambiado; me cuido, soy responsable de mi cuerpo y mis pensamientos, vivo con conciencia y mucha madurez», comentó.

Afortunadamente, Keidy encontró en la espiritualidad, la fe y el amor familiar, un asidero para aferrarse a la vida, con la alegría que la caracteriza.

«La verdad, me sentí bien sin un seno desde el primer momento, porque estaba viva y yo siento que es una bendición», expresó.

La mayoría de las personas están pensando en sus problemas en lugar de las posibilidades que tienen por delante. Keidy lo ha hecho de manera distinta, viviendo el presente y mirando hacia el futuro, con la sabiduría natural, que te da el saberte muy cerca de morir y, a pesar de eso, querer estar viva con tus fuerzas.

Keidy vive el presente y mira hacia el futuro

Amor y fe

«Yo nací en un pueblito llamado Hoja Blanca (parroquia Río Acarigua del municipio Araure). Mi madre me tuvo en casa. Tuve una infancia muy humilde; mis muñecas fueron las piedras», relató, revelando que creer y mirar más allá de una realidad no favorable, es posible y nos ayuda a superarla, creando nuevas posibilidades.

«En mi familia hubo dos casos de cáncer: mi abuela y una de mis hermanas. Yo no tuve ningún síntoma, me toqué la pelotica y rápidamente fui al ginecólogo, me operaron y me quitaron el seno izquierdo completo», explicó.

Este tipo de cirugías puede llevar a la mayoría de las pacientes a sentir una disminución de la autoestima, la depresión y la ansiedad, e interferir con su capacidad, para enfrentar y superar la enfermedad. Muchas se someten en seguida, cuando tienen las posibilidades, a cirugías reconstructivas. No ha sido el caso de Keidy.

«Fui y sigo siendo una persona muy positiva y segura. Quitarme el seno, bueno, eso no me afectó, todo lo contrario, me siento una mujer muy completa, porque hay mujeres que tienen los dos senos y se sienten feas. Yo me siento mejor que nunca», aseguró.

Y nos confirmó que tiene una vitalidad y una personalidad increíble, al punto que aceptó una sesión de fotografías para mostrar su cuerpo con orgullo.

«He descubierto de mí misma, en el transcurso de esa etapa, que no debemos tener miedo; más bien a confiar plenamente en Dios», expresó.

“Me he descubierto a mí misma”

Hoy en día, existen muchas oportunidades de compartir con otras personas esta experiencia nada grata, pero que transforma, tanto la vida del paciente como de su entorno.

La posibilidad de crear espacios, buscar nuevas terapias que cambien nuestros patrones de vida y creencias anteriores, nos da la posibilidad de vivir mejor de manera distinta, porque nadie, que sepa que puede morir, ve la vida de la misma manera.

«La mejor terapia para mí —y la que recomiendo— es vivir al máximo y en gratitud con Dios. Tuve todo el apoyo de hijos, de mi familia y mis amigos que me ayudaron y estuvieron para mí, en todo momento».

En su lucha contra la enfermedad, ha tenido el apoyo de familiares y amigos


El cambio

Ella admite que su estilo de vida era «desordenada, tomaba mucho rumbeaba mucho y amanecía casi todos los fines de semana. Hoy, todo es distinto«, confesó.

Actualmente, Keidy se dedica a la repostería y dice que tiene un don para crear.

-Mi vida cambió, como dice la canción. Tomé conciencia de todo, llevo mi vida con más responsabilidad. No tomo bebidas alcohólicas y cada día le agradezco a Dios por esta segunda oportunidad que me ha dado, señaló.

«Mi mensaje para quien esté pasando por un proceso de cáncer, es que luche. Por muy dura que sea la enfermedad, tengan fe, nunca pierdan la confianza en Dios, porque para él no hay nada imposible», afirmó. (CNP 16.100)

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