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«Panzitas Alegres» ofrece dulcería criolla para recaudar fondos y ayudar a perritos sin hogar

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Escrito por Redacción

Acarigua.- «Nerri», «Niña», «Flabi’ y «Triviño», las esperan a diario, siempre en el sitio de costumbre. Los cuatro perritos saben, con toda seguridad, que en la mañana y en la tarde, con lluvia o sol, con gasolina o sin ella, sea como sea, llegarán sus «hadas madrinas» para acariciar sus cabecitas y darles de comer.

Estos perritos callejeros son algunos de las decenas que diariamente son alimentados y atendidos por tres voluntarios denominados «Panzitas Alegres Acaraure«, que se han unido a dos admirables mujeres que han realizando desde hace varios años un trabajo silencioso y encomiable, sanando, rescatando, esterilizando y ofreciendo cuidados a cientos de pequeños peludos que deambulan por las calles.

Liderado por Ivet Pinto y su hija Angi Albornoz, han sumado cinco voluntarios, para poder ayudar a los pequeños animales que están expuestos, en las calles de Acarigua y Araure. Peludos que todos los días las esperan ansiosos para poder saciar su estómago y recibir un poco de cariño sincero. No siempre pueden salvarlos de los peligros que los acechan, pero ellas nunca se dan por vencidas.

Para poder sufragar los gastos de alimentación, médico veterinario e insumos quirúrgicos, Ivet y Angi, se autosustentan vendiendo ropa deportiva y ésta Semana Santa, ofrecerán dulces tradicionales. Si quieres colaborar puedes comunicarte por mensaje a su cuenta en Instagram (@Panzitas_alegresacaraure) o al número telefónico 0414-2991803.

«Nosotras, además, apoyamos a las mascotas y muchos de sus dueños en comunidades vulnerables, que los aman, pero que no tienen recursos para alimentarlos y atender sus enfermedades, porque la solidaridad es con toda la familia», explicó Ivet, una maestra de yoga, que tiene alrededor de 20 años realizando esta altruista labor con los perritos callejeros y con los comunitarios.

Ivet y Angi les tienen nombres a todos, los conocen y saben cuando hay alguno enfermo, atropellado o desaparecido. Entre sus consentidos está el «Tigre», porque tiene alrededor de 15 años alimentándolo y cuidándolo, un perro delicado y amoroso -dijo- y la «Gorda Bella» a la que alimenta desde hace once años. Su casa está llena de estos animales querendones, que le han dado un mejor sentido a su vida, y algunas empresas también han recibido a varios como mascotas, para darles un hogar.

Pero son tantos, es tanta la irresponsabilidad ciudadana, y la ineficacia legal y gubernamental al respecto, que por cada perro o gato que se rescata, aparecen cinco más abandonados a su suerte.

«Los donativos son para pagar la comida, poder comprar medicinas y pagar las cirugías porque tenemos deudas con las clínicas veterinarias que no nos cobran las consultas, pero sí las cirugías», señaló.

Se recibe todo los que les pueda ayudar: cobijas, collares, correas, champú y medicamentos de mascotas que ya murieron.

«Nos duelen estos seres vivos, que corren riesgo. No tenemos refugio y no somos una fundación, pero ayudamos diariamente a todos los que podemos. Hasta ahora, son alrededor de 80 perritos», explicó.

Desde «Panzitas Alegres Acaraure», Ivet pide a la ciudadanía mayor conciencia: «si ves un perrito en la calle no lo maltrates, mejor aliméntalos, dale agua, pero sobre todo, si ya es parte de tu familia, no lo abandones. Un perrito en la calle corre muchos riesgos y a veces no podemos llegar a tiempo para salvarles la vida». (CNP 16.100)

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