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Marcos Yépez, el acarigueño que triunfa en Madrid como coreógrafo, dramaturgo y director de teatro

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Escrito por Beatriz Quintana

Acarigua.- La danza es una de las artes escénicas que más adeptos tiene en el estado Portuguesa. El talento es infinito en las diferentes modalidades, estratos y estilos de mostrar el movimiento y la técnica corporal.

En este contexto, Marcos Yépez, fue siempre sobresaliente como bailarín y coreógrafo en Venezuela. Actualmente -y desde el 2009- vive en España, donde ha podido hacer de esta pasión, afortunadamente, su medio de vida.

«El arte escénico siempre ha estado presente. Recuerdo la danza-teatro desde las enseñanzas de mi abuela, que era una buena bailadora de joropo. Esa vocación hacia las artes escénicas viene de ella. Creo que no hay separación ni pausas entre mi vida personal y la artística, tanto en el teatro como en la danza. Siempre ha formado parte de mi existencia», relató el coreógrafo que durante años dirigió la Escuela de Danza del Centro de Bellas Artes «Amanda Muñoz de Urriola», en Guanare.

En España, ha tenido la oportunidad de participar en festivales importantes de teatro y danza como en el “XXXVIII Festival de Folclore Internacional Nazioarteko” (País Vasco, Portugalete, Bilbao), en la “XXXIV Muestra Internacional Viveiro de Galicia”, el “XXXVI Festival Internacional de Folclore de la ciudad de Burgos” y en la ciudad de Cáceres en el «Festival de los Pueblos del Mundo», en Extremadura, así como el «Festival Clásico de Cáceres».

En España, Marcos ha participado en importantes festivales

Desde el 2013, se dedicó a estudiar y obtuvo el título de director en Artes Escénicas y de Dramaturgo. En el 2018, logró con éxito un máster de Investigación en Artes Escénicas, de la Universidad Rey Juan Carlos y, últimamente, se dedica a escribir obras de teatro.

Actualmente, está representando algunas obras con la Compañía de Artes Escénica Aura-producciones, formada por actores profesionales, con quienes está «asumiendo nuevos retos en la creación artística y abriendo caminos para que el teatro siga ejerciendo su función cultural y educativa, fomentando a través de este medio expresivo aquello que es esencial para la sana convivencia humana«, indicó Yépez.

Las raíces

«Nací en Acarigua, en una familia humilde, pero con un corazón grande. Mi madre fue siempre mi fuerza y mi apoyo. Estudié mi primaria en Araure, en la Escuela Yolanda de Pieruzzini y, la secundaria, en los liceos Don Hilarión López y José Antonio Páez (Acarigua). El talento es la herencia de mis abuelos maternos, ellos formaban parte de las Locainas de Agua Blanca; siempre acompañaba a mi abuela a las tomas culturales y actuaciones», relató.

Ha tenido la oportunidad de crecer dirigido por grandes maestros de la danza como Yolanda Moreno, Patricia Moreno, Rómulo González y Arelys González.

«Mis inicios fueron en Acarigua cuando fundé la agrupación de su comunidad, Danzas Negra Matea. Eso me impulsó a irme a Caracas para seguir estudiando», dijo.

Por motivos personales, tomó un descanso de la Escuela de Formación Artística Danza Venezuela y regresó a Portuguesa. Entonces es invitado a Guanare a realizar una coreografía al Grupo Totuma. Para esa época, el Taller de Danzas del Centro de Bellas Artes “Amanda Muñoz de Urriola” estaba sin profesor y fue invitado a trabajar en ese organismo y, desde el 04 de marzo de 1987, se convirtió en su director. En apenas tres meses debutó el grupo Danzas Guanaguanare, hoy Compañía Nacional de Danzas.

Mi experiencia de migrar

Migrar fue maravilloso, a pesar de que no ha sido fácil -comentó-, me ha ayudado a crecer como ser humano y, por supuesto, como artista. Me ha dado la fuerza para salir adelante, me siento agradecido por las posibilidades tan interesantes que he tenido en España. Es una nueva etapa en mi vida, que he aprovechado y valorado, abriéndome puertas en mi campo artístico.

Festivales

Viviendo en España tuvo la oportunidad de volverse a reencontrar con su gente de Danzas Guanaguanare, especialmente su amigo Ronald Sánchez, actual director de la compañía.

«Él me permitió coreografiar la pieza con que participarían en una nueva edición del Festival Internacional de Jóvenes Solistas, donde logramos ganar el premio como la mejor coreografía profesional del festival», indicó.

Dos décadas de actividad artística en Venezuela le sirvieron de base al radicarse en España (2009), país donde ha puesto especial dedicación profesional a la danza-teatro entre niños y jóvenes, y la danza afro-venezolana aplicándola al arte dramático, en la Escuela de Artes Escénica en la ciudad de Cáceres.

Marcos ha recibido el premio a mejor coreografía profesional

En el año 2013, para lograr su título de director en Artes Escénicas y Dramaturgia, representó su obra final de grado «Miradas», en el Festival Internacional de Teatro Contemporáneo de Badajoz. En el año 2018, logró su máster de Investigación en Artes Escénicas en la Universidad Rey Juan Carlos.

Ha escrito obras de danza-teatro como «En Ramo Verde», «El sótano de Nora», «Con la piel de cordero» y “Vientre Negro”. Esta última está inspirada en el personaje de la “Naciancena”, obra magistral de la Compañía Danza Venezuela, dirigida por la maestra Yolanda Moreno, propuesta que se encuentra en pre- producción.

En el 2022, participó en el Festival de Teatro Clásico de Cáceres, presentando «La fábrica de los sueños de oro». Ha dirigido en la ciudad de Cáceres, en España, la “Gala de los 28 premios de cine San Pancracio”, evento donde se dan cita los actores que han conseguido mayores triunfos en el cine español de cada año.

«Actualmente, asumí por tercera vez la dirección general de la producción ‘La Pasión de Cáceres’, con más de 200 artistas (actrices, actores, bailarines, músicos, sopranos, tenores y coros) en los mejores escenarios de la ciudad amurallada de Cáceres que, junto a otras ciudades europeas, tiene el título de Patrimonio de la Humanidad», explicó emocionado Marcos.

Igualmente, está preparando la preproducción de una nueva propuesta escénica, inspirada en relatos de migrante del continente africano llamada «El miedo nunca muere», obra que se estrenará en Cáceres y luego en la ciudad de Madrid. También, está haciendo un trabajo de producción con el actor venezolano Simón Pestana, con su monólogo «El vaso», obra con la que girarán por algunas ciudades de España.

Soy y seré venezolano

«Aunque ya tenga la nacionalidad española, no dejo de ser venezolano. Mis raíces están siempre allí, forman parte de mis genes. Ha sido una gran experiencia, porque no es fácil adaptarse a otras formas de vivir y trabajar: aprender otras formas de entender la vida, otra cultura», reflexionó.

Viajar siempre enriquece, culturiza, me abre la mente, fortalece las habilidades sociales, ayuda a ser más organizado. Soy un viajero empedernido -explicó- pero que nadie se engañe: vivir fuera de tu país, está lejos de ser un camino de rosas. Ser inmigrante no es fácil. Genera muchas frustraciones, conlleva grandes esfuerzos y no solo al principio de la experiencia, porque muchas situaciones difíciles aparecen con el tiempo, pero esos obstáculos ocasionales, yo los he tomado como grandes retos y me han ayudado avanzar. Es agridulce, te fortalece y, al mismo tiempo, escuece no poder estar entre los tuyos, la familia, que es lo más sagrado que puedes tener.

«En mi opinión, las personas no necesitamos de un gurú humano, porque también se equivoca. Lo que se necesitamos es tener una guía espiritual, de inspiración divina, ya que las creencias heredadas de nuestros antepasados son eternas, sabias y perfectas. Por ejemplo, Dios para mí son mis seres queridos. Él se manifiesta en mis abuelos, mi madre; ella es mi gran guía espiritual. Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros a través de ellos, la familia», acotó. (CNP 16.100)

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Beatriz Quintana

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