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Enrique Moreno Aguirre, más de tres décadas dedicado a salvar vidas como rescatista

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Escrito por Beatriz Quintana

Acarigua.- Los héroes existen, sin lugar a dudas. Ellos trabajan a diario, sin medir el tiempo ni el peligro. Basta que sean requeridos en una situación donde esté en riesgo una vida humana o animal, para que surjan entre nosotros.

Desde niños, solemos admirar esos seres que las historietas -y la fantasía- nos pinta con capa y antifaz, para resguardar una identidad «secreta». Hay quienes se forman y especializan, porque es su vocación. En la realidad de la vida, se mimetizan con la cotidianidad y pasan inadvertidos en un accidente, un incendio, un desastre natural, en estos casos donde los héroes no se nombran, usan uniformes, y sus máscaras son de inmersión o antigases.

Unos, los del celuloide; y otros, los reales, ponen en juego su vida para salvar a quien está en peligro y, generalmente, nadie sabe quiénes son.

Hoy queremos darle nombre a uno, en representación de su institución. Un hombre forjado desde sus primeros años en labores de rescate, con el interés de proteger a sus congéneres, una vocación que ha cultivado y lo ha mantenido activo, sin descanso, durante más de 30 años hasta la actualidad, y se desempeña como coordinador de Protección Civil de Agua Blanca y presidente del Grupo Integral de Prevención y Rescate Atapaima.

Magdo Enrique Moreno Aguirre nació en un pueblo llamado El Batey, municipio Sucre del estado Zulia. Llegó muy pequeño a Guanare y allí cursó estudios de primaria y secundaria.

En el año 1990 ingresó a la Escuela de Grumetes de la Armada Bolivariana y perteneció al Comando de Guardacostas, resguardando y rescatando personas en altamar, y protegiendo a los bañistas en las costas y playas durante las temporada alta de las vacaciones.

En año 1993, le dan de baja y es cuando llega al municipio Agua Blanca, donde permanece hasta la actualidad y ha formado su familia.

De Scout a Protección Civil

«Desde la edad de 8 años me inicié como uno de los niños fundadores del grupo Scout en Guanare llamado ‘Pionero 11’, luego ‘Moroni 11’ y hoy en día ‘Guanaguanare 11’. Ahí nació mi carrera de rescatista, porque siempre tuve el propósito de servir y ayudar. Y hace seis años asumí la coordinación del núcleo de Protección Civil Agua Blanca», detalló Moreno.

Además de su formación en la armada venezolana, se ha especializado a lo largo de sus 34 años de servicio a la sociedad, como rescatista, especialista en primeros auxilios y gestión de riesgos, participado en diversas formaciones y logrado certificaciones de organizaciones internacionales. Además, es TSU en Telecomunicaciones.

Desde la fuente de sucesos, nuestra periodista Mariangel Moro, permanece en contacto continuo con este funcionario que destaca por su amabilidad, siempre dispuesto a proporcionar información y colaborar en todos los sentidos con sus pares y los medios de comunicación.

Sin embargo, no resulta fácil hablar de sí mismo, porque la labor de los miembros de estas instituciones siempre está rodeada de un halo de anonimato para los que observamos un rescate, o leemos la noticia de una inundación, un accidente vial, un incendio o cualquier otro acontecimiento donde se mezclan la vida y la muerte, y ellos protegen la primera de la inminente o cercana acción de la segunda. Hoy queremos resaltar su labor.

Grupo de rescate Atapaima

«En este grupo de rescate ya tenemos 21 años de funcionamiento con sede en el Parque Los Arroyos. Nació en la Escuela Atapaima de Agua Blanca, por iniciativa de los jóvenes que estudiaban en dicha institución. Este grupo cumple labores conjuntamente con los miembros de Protección Civil en las diferentes actividades educativas, preventivas y de rescate, donde quiera que haga falta su presencia», informó el rescatista.

Es muy importante -indicó- llevar la información que nosotros tenemos a la población en general, para mitigar los riesgos. Por eso, dictamos charlas educativas y preventivas, ofrecemos talleres y cursos de primeros auxilios, porque todos debemos estar preparados, hasta que las autoridades y especialistas asuman el control de un desastre.

Mensaje a los jóvenes

El mensaje educativo, sobre todo, a los jóvenes, que son los más afectados por imprudencia o impericia, es uno de los objetivos más importantes de estos grupos de rescate. Por eso, llevan anualmente estas charlas y capacitaciones a las unidades educativas de Agua Blanca, con el fin de indicarles qué hacer antes, durante y después de un sismo, en talleres teóricos y prácticos, y se conforman brigadas de primeros auxilios y gestión de riesgos.

«Para mí es muy importante no guardarnos los conocimientos. La comunicación entre los funcionarios y los medios debe ser fluida, para que las personas se estén informando de manera precisa sobre nuestras labores de rescate, pero, sobre todo, para prevenir hechos lamentables», señaló.

Aunque en muchas oportunidades Enrique Mendoza arriesga su vida, él respondió que aparte de ser su trabajo, hay tanta convicción y deseo de ayudar, que lo hace «sin esperar nada a cambio y con la intención, por encima de todo, de proteger a la ciudadana».

Al salir a hacer su trabajo, dijo, se prepara física y mentalmente, con la bendición de Dios y con el propósito de traer buenas noticias, aunque no siempre lo consigue.

«El rescate más difícil para mí, es cuando se trata de alguien conocido o de un familiar», afirmó.

Al preguntarle si creía que este tipo de labores es desestimada por la ciudadanía o, por el contrario, se siente recompensado, solo contestó: «Me siento bendecido por Dios. Cuando me inicié, ni mi familia aceptaba que me dedicara a esta profesión; hoy en día son los que más me apoyan en cualquier situación de rescate. Esta es mi vocación, a lo que dedico mi vida; primero con mi padre celestial, luego la bendición de mi padre terrenal y de último, con la confianza en mí capacidad de repuesta», acotó. (CNP 16.100)

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