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Párroco Wilfredo León y sus 40 años de sacerdocio: «Arrepentido, nunca. Aburrido, jamás»

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Escrito por Beatriz Quintana

Araure.- Este 04 de junio de 2023, el párroco de la Iglesia “Sagrado Corazón de Jesús” de Araure, Wilfredo León Villalba, celebra 40 años de su ordenación como sacerdote y, desde Portuguesa Reporta, hemos querido homenajearlo por su trayectoria y hermoso trabajo social.

Una vida de muchas historias que transcurren entre Araure y Guanare. Una niñez y adolescencia feliz, rodeado de una familia unida y numerosa entre sus hermanos Rosalinda, Francisco, +Marisela, Juan Carlos, Gustavo y sus padres don Francisco León Ferrer y doña Elvia Villalba de León, siendo el tercer hijo de ese ramillete.

Nació en Maracay, pero desde los 3 meses ha vivido en Portuguesa. Estudió en el Grupo Escolar General Páez y recuerda con afecto su grupo de viejos amigos: Franco Parisi, Mercedes Baptista, Eduardo Sequera y Antonio Oliva; también conserva la foto de su Primera Comunión, a los 7 años, con el presbítero Godofredo Maríni. Tuvo desde entonces sus primeras nociones religiosas, a través de su abuela y su madre.

sus padres don Francisco León Ferrer y doña Elvia Villalba de León

Ya adolescente, recuerda los juegos tradicionales y los grupos de patinaje en El Túmulo con los amigos y cómo se apiñaban en la camionetica que los trasladaba de la casa a sus clases, en el Liceo José Antonio Páez. Una época -dice- en la que se desvinculó de la religión.

La familia León debe trasladarse a Guanare. Llega a estudiar en la antigua sede del Liceo José Vicente de Unda, el Convento de San Francisco. Rodeado de aquel ambiente histórico, comienza a descubrir sus verdaderos intereses intelectuales, políticos y religiosos. Se reencuentra, además, con monseñor Omar Ramos Cordero, párroco de la Catedral de Guanare, ocasión que le devuelve a la vida religiosa.

«Nunca la vocación es un asunto de claridad meridiana. Siempre tiene una dimensión de luz, de paz, de atracción, pero también aparece la duda, la incertidumbre; incluso, el miedo, porque así como me sentía muy a gusto sirviendo en el altar, también me gustaba la política y la medicina. En Caracas, estudiando en el seminario menor, eso se acentuó», explica el sacerdote.

Cuatro décadas han demostrado que el sacerdocio no está separado de sus otras vocaciones, porque su intervención espiritual, social y educativa, en la vida de muchas familias en comunidades de bajos recursos y de distintos niveles sociales, ha incluido el pensamiento crítico, la ayuda socioeconómica y la sanación en diversos aspectos de la vida cotidiana.

El sacerdocio no lo ha separado de sus otras vocaciones

De sus 40 años de ejercicio clerical, lleva 30 en la Parroquia Corazón de Jesús, en Villa Araure, toda una vida dedicada a una comunidad que lo respeta, lo quiere y donde él ha podido desarrollar todo su potencial sacerdotal, ofreciendo a manos llenas amor y guía espiritual a sus feligreses.

La vocación sacerdotal

De la época en la que estuvo separado de la religión reflexiona: «gracias a Dios, tuve en mis padres una guía clara. La juventud necesita límites, porque cuando no se actúa a tiempo y no se direcciona adecuadamente, los jóvenes pueden equivocar su camino. Me ha tocado, como sacerdote, asistir a compañeros de estudios que terminaron muy mal y eso siempre me ha cuestionado, porque tuvimos las mismas oportunidades. Soy realista en asegurar que si hay filtros familiares, se pueden evitar muchas calamidades».

Ya en Guanare, se encuentra con un grupo de amigos como Alí y Pedro Luis Cordero, Iván Colmenares y Federico La Riva, entre muchos otros. Se intensifica su amistad con monseñor Ramos, se convierte en su monaguillo durante 2 años y se revela la vocación.

«Luego, en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, dirigido por la hermana Nazareno del Donno, la religión era algo intrínseco y ella fue una madrina mágica. Monseñor tuvo el tino de detectar mi vocación y me ofrece la oportunidad de asistir al Seminario Menor de Caracas«, indicó.

En el seminario, en 1973, se acentúa su interés por la vida política y tuvo como condiscípulo al hoy Dr. Ángel Oropeza, que siempre fue un alumno brillante. Junto a él también tuvo la oportunidad de hacer, a los 17 años, una excursión organizada por el seminario, recorriendo Europa y Tierra Santa, para conocer las diferentes culturas y religiones.

«Hay una similitud con el matrimonio, cuando se toma la decisión, en el sentido de que depende de la claridad personal. En mi caso, después de esta experiencia, no quise regresar al seminario y pedí a mis tutores un año para repensar y asegurarme de que quería ser sacerdote».

El seminario -aclara- hoy está concebido para que sea de mucha reflexión, sobre todo en sus primeros 3 años. Los estudios duran alrededor de 8 años, tiempo suficiente para pensar.

«Más tarde soy invitado a pasar ese año en el Seminario Mayor de Barquisimeto. Allí me enamoré completamente de los estudios religiosos, a través de la orientación de los papas Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, revisando profundamente sus orientaciones espirituales. Así nació mi gran pasión por la vida sacerdotal», declaró convencido.

Político, médico y sacerdote

«Mi director espiritual me dio un libro sobre la vida del papa Pablo VI que me iluminó. Un sacerdote puede impulsar la política creando conciencia, modificar el entorno a través de la educación y ejercer la medicina integral promoviendo la antropología biopsicosocial espiritual, que atiende la salud corporal, emocional y familiar, y yo tengo esa satisfacción de haber conjugado las 3 áreas que me atraían, en la mejor de todas».

Su primera iglesia

Casi inmediatamente después de haberse ordenado un 4 de junio de 1983, le fue asignada por monseñor Ángel Polachini, la Iglesia San Martín de Porres de Fe y Alegría, como sucesor del presbítero Javier Berzoza. Apenas tenía 24 años. «Me tocaba ir con mucha alegría a La Misión, La Ceiba, Mijagüito, Gonzalo Barrios, entre otras comunidades, pero tuve situaciones complicadas».

Fue ordenado sacerdote un 4 de junio de 1983

Su papá se lo advirtió: «yo estaría más a gusto si usted comenzará su sacerdocio al lado del padre Javier y no solo, en una parroquia», le dijo.

«Y tenía toda la razón, porque muchas cosas las tuve que enfrentar sin experiencia: desde dificultades con la administración, inundaciones y problemas graves de las parejas, hasta supuestos poseídos. Más bien me asombro cómo pude resistir. Incluso, hubo una comunidad en la que me iban a linchar porque me pronuncié contra la brujería».

Religiones muchas, Dios uno solo

Después se fue a un posgrado muy exigente de Teología en España, donde le tocó hacer cursos intensivos de idiomas. Parte de esos estudios incluía profundizar el concepto del catolicismo bajo la guía de Henri de Lubac, uno de los teólogos más influyentes del siglo XX, es decir, estudiar el cristianismo universal y abierto, fe para todos y en todos los ámbitos, que lo ayudó a conocer mucho el hinduismo, el protestantismo europeo, la ortodoxia rusa, las religiones animistas de África y las nuevas tendencias como New Age, incluyendo el ateísmo.

Es lo que se llama -dijo- ecumenismo entre los propios cristianos de diferentes confesiones y diálogo interconfesional entre las diferentes religiones.

Indicó que el papa Juan Pablo II dio una lección mundial, con las Jornadas de Asís, donde asistía él para orar por la paz y, a su lado, estaban los representantes de creencias cristianas no católicos (ortodoxos y anglicanos) y, por otro lado, sacerdotes budistas, hindúes y monjes chinos.

Una jornada en los años 80′ verdaderamente emblemática, que él vivió. Todos hermanados por la paz y donde Dios no es motivo de conflicto.

«Actualmente, hay aquí mucho enfrentamiento, hay un discurso político permanente contra la Iglesia, como si fuéramos enemigos».

Al retornar de Europa y durante un año recorrió el estado Portuguesa, llevando el mensaje evangélico de la iglesia católica por toda su geografía, antes de encargarse de su parroquia, desde hace 30 años, en Villa Araure.

La juventud y los nuevos retos

«En la Iglesia hay muchas zonas mentales, hay progresistas, unos muy recalcitrantes y otros intermedios. A mí, siempre me gustó la definición de Juan Pablo II como un «ortodoxo renovador«: no salió de la doctrina, pero refrescó las formulaciones de la iglesia, atendiendo y capturando también el interés de la juventud».

Ante nuestro planteamiento sobre si el celibato limitaba a los jóvenes a elegir el seminario y, finalmente, la vida sacerdotal, el padre León comparó nuevamente esta decisión con el matrimonio: celibato y fidelidad como caras de una misma monedas, ambas basadas en los mismos valores.

«Dios siempre suscita muchachos y muchachas con capacidad de consagración, lo que a veces falla son las familias y las mismas parroquias como espacios promotores», aclara.

«Cuando me ha tocado caminar por esa senda, conocer también el mundo matrimonial y juvenil, me doy cuenta que cuando hay bases espirituales sólidas, ni la fidelidad es un imposible ni el celibato se vuelve una carga. Ninguna de las dos van solas, sino unidas a la fortaleza espiritual».

El padre expresó que si en el matrimonio no hay transparencia, detallismo afectivo ni cultivo espiritual, aparece la infidelidad, pero no porque sea imposible. En el celibato sucede igual, sin embargo, «cuando se descubre una opción que te totaliza, que te enamora, que te apasiona, incluso, ese potencial afectivo humano, se canaliza en esa orientación».

30 años en Villa Araure

Cuando llegó allí a la Parroquia Corazón de Jesús se dio cuenta que había que trabajar multifacéticamente: ser promotor de la familia, animador juvenil, profesor, entrenador deportivo, luchador social, defensor de las causas más necesarias como aquella vez que invadió el liceo para que abriera sus puertas, enfrentándose a políticos que la mantenían encadenada.

Dirige la Parroquia Corazón de Jesús desde hace 30 años

En Villa Araure, en la urbanización Tricentenaria, fundó, hace 18 años, la Escuela Parroquial Jesús, Horizonte y Camino, que ha tenido ya 8 promociones de bachilleres. Funge como figura privada en los códigos, pero en realidad es de carácter social y popular.

Existe allí un Centro de Capacitación Laboral muy efectivo, gracias a muchos colaboradores, dirigida a la población que ha desertado de la educación formal, casi siempre madres muy jóvenes donde aprenden peluquería, panadería, tapicería, repostería, costura y, además, reciben una formación ético-religiosa. Y tiene la ventaja de que puede crear núcleos en las 14 capillas que incluye la parroquia.

«Las recorro todas cada fin de semana, con excepción de 2 muy distantes, a las que no he vuelto por razones de prudencia, después de haber sufrido un atentado de 14 disparos, por parte de grupos delincuenciales».

El padre Wilfredo León también está a cargo de un Centro de Capacitación Laboral, en Villa Araure

El mejor momento de su vida

«Yo disfruto todos los momentos de mi vida en las comunidades, compartiendo con los muchachos en una excursión o una peregrinación con el papa, con las madres de los barrios y los enfermos en los hospitales, pero lo que más disfruto son mis momentos en silencio y cuando estoy solo, por la posibilidad de conectarme con el centro de mi vida, que es Jesucristo; eso para mí es un verdadero oasis».

«La Iglesia tiene un gran caudal de conocimientos sobre el encuentro interior, pero, incluso, hasta la Iglesia se ha contaminado con muchas pantallas y mucho ruido, activismo y extroversión, tanto así que ya el papa Francisco se ha pronunciado al respecto y advierte que debemos evitar convertirnos en ‘showman’ e ídolos humanos, y que nos vean como un Bad Bunny con cuellito blanco».

40 años después

«Doy gracias totales a Dios y a todos los que han sido mis compañeros de viaje durante tantos años: mis padres, hermanos, feligreses, maestros, aliados, mis obispos, mis comunidades”.

-Pido perdón, porque el tomar las riendas de una feligresía puede traer consigo atropellos, dureza, incomprensiones o formas poco gratas para la gente sencilla de las comunidades. Pido perdón por esas actitudes que no corresponden a la suavidad y la ternura de Cristo, expresa León.

«Quiero decirle a la juventud, que Dios es indispensable», padre Wilfredo León

“Quiero decirle a la juventud, que Dios es indispensable, que se animen, porque para que Dios pueda entrar en los ambientes humanos necesita de sus ministros y si algo puedo asegurar en estos 40 años, es que nunca he estado arrepentido de mi decisión y aburrido, jamás, más bien soy indigno de ser un ministro del Señor «, finalizó. (CNP 16.100)

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